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"La palabra es conquista. Anexión, unión o incorporación serían las consecuencias de ésta en el terreno jurídico"

Peio J. Monteano acaba de editar, de la mano de Pamiela, La Guerra de Navarra (1512-1529). Crónica de la conquista española, una obra en la que ha invertido nueve años de trabajo y que próximamente completará con un apéndice documental y un diccionario biográfico.
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Fernando F. Garayoa-Diario de Noticias- 6 de junio de 2010
 

"Esta es la crónica de la conquista desde el punto de vista de un navarro, otra cosa es que ese punto de vista no guste a muchos de los navarros". Peio J. Monteano es claro, meridiano, y aunque habla de puntos de vista, y en su libro indudablemente los hay, sabe que, en el fondo, juega con la fuerza de la verdad, de los hechos, de los documentos. Y esa es una baza con la que no se puede perder, aunque esto no sea una guerra, si acaso una batalla por conseguir que los navarros sepan y conozcan algo más de la Historia de Navarra. "Yo, simplemente, lo que quiero es que la gente lea el libro", afirma el autor.

En su propia presentación de La Guerra de Navarra plantea que sea el lector quien decida, tras leer el libro, si lo que ocurrió fue una conquista, una anexión o una incorporación... Pero usted en el título ya aporta la palabra conquista.

 
En este tema soy un poco contradictorio. Dejo la decisión al lector pero, efectivamente, ya le he dado un título al libro; es decir, dejo muy claro lo que veo. Prácticamente, lo que quiero es que comparta mi opinión utilizando datos objetivos. Creo que no hay ninguna duda de que la palabra es conquista; anexión, unión o incorporación serían las consecuencias de esa conquista en el terreno jurídico, pero no puede denominar el proceso... A no ser que se quiera utilizar a modo de eufemismo.

Afirma en su libro que en esta conquista se utilizó a la Iglesia como excusa para justificar la invasión, ¿por qué?

En el siglo XVI hay verdaderos escrúpulos desde el punto de vista del derecho. Nosotros estamos acostumbrados a las cuestiones de hecho y de Estado, pero en el XVI estaban muy preocupados por que al menos tuvieran apariencia de legitimidad. En este caso, Fernando El Católico utiliza el único argumento jurídico que tenía para intervenir en un país neutral, y es que su reyes han sido excomulgados y por lo tanto el Papa, que es una autoridad en el mundo cristiano, otorga a cualquiera el permiso para usurparles sus estados. En función de ese derecho de conquista, que también incluye desvincular a sus súbditos del juramento de lealtad que han prestado, él invade Navarra.

El título de este trabajo sintetiza perfectamente un trabajo de nueve años y, de hecho, ofrece las claves principales. Una de ellas es la referencia a que se trató de una conquista española y no castellana, echando por tierra las tesis de aquellos que afirman que sólo se puede hablar de España tras las conquista de Navarra. ¿Cuáles son las bases de esta afirmación?

Fernando el Católico es rey de Castilla y Aragón y, desde el primer momento ,en la conquista participan sus dos reinos, aunque en distinta medida. Además, la tesis fundamental del libro considera que la principal conquista fue la segunda, ya que todo lo que se hizo en 1512 se desploma en 1521; y en esta, el protagonista fue Carlos V, por lo que ya no hay ninguna duda de que se trata de una conquista española. Y, por otra parte, las fuentes ya utilizan esta denominación, no es algo que impongamos desde el presente ni desde un esquema político predeterminado. Por ejemplo, el duque de Alba, cuando se planta ante los muros de Pamplona requiriendo la rendición, el trompeta lo presenta como capitán general de España y lo hace en nombre del Rey de España. Y los testimonios de navarros, referidos por ejemplo al trasiego de los cañones en Belate, hablan de españoles y de franceses, siendo ellos algo diferente a ambos. Por lo tanto, creo que la conquista es española y, si alguien quiere verlo de otra forma está imponiendo ciertas visiones teleológicas, ya que defender que España se formó a raíz de la incorporación de Navarra, no es muy exacto. Lo que es la España del siglo XVI, no la actual, está constituida sin los navarros.

Los reyes de Navarra, antes de la conquista, intentaban mantener su neutralidad negociando a la vez tanto con España como con Francia. ¿Cree que si no se hubiera dado la invasión española hubiéramos sufrido una conquista francesa?

En Historia hablamos de lo que pasó, aunque es cierto que puedes intuir cosas. La posición geoestratégica de Navarra, en una frontera tan marcada como los Pirineos, y en vísperas de un enfrentamiento entre España y Francia, que iba a durar varios siglos, parece sugerir que había que elegir bando, que la neutralidad a la andorrana era difícil. Nunca lo sabremos, pero desde luego, y a la vista de los acontecimientos, el Tratado de Blois (1512, pacto defensivo entre el Reino de Navarra y Francia, en el que este último se comprometía a respetar la neutralidad de los navarros) fue un error, ya que se eligió el bando perdedor. Pero también hay que apuntar que, en aquel momento, era imposible saberlo y todo indicaba que Francia iba a ser la gran potencia del siglo XVI, ya que, por ejemplo, contaba con 15 millones de habitantes, casi el doble que España.

Tras la Batalla de Noáin se sucedieron varios levantamientos, ¿existió alguna posibilidad real de que cambiaran las tornas y Navarra recuperara su "independencia"?

Si no se hubiera producido la derrota en Noáin y, posteriormente, se hubiera fortificado el Reino, quizá sí hubiera existido alguna posibilidad... Pero la orientación geográfica de Navarra es muy compleja y, además, no se podía sostener sin el Ejército de Francia, que era el único que podía hacer frente al español en aquel momento. De todas maneras, Navarra lo habría tenido muy difícil porque el siglo XVI fue el de España.

Otra de las "curiosidades" que relata su libro es que fueron los beaumonteses, pro españoles, los que propusieron la incorporación a Navarra de los territorios de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y La Rioja, españolistas todos. ¿Cómo se produce esta, en cierta manera, paradoja?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que en el siglo XVI España se parece más a la Unión Europea, ya que se trata de un conglomerado que tiene por rey a Carlos V, que ni siquiera habla el idioma; es decir, no es tan uniformizador como el Estado que llegó a ser en el siglo XIX. La petición de los beaumonteses demuestra dos cosas. La primera, que hay memoria histórica; es decir, Navarra, a pesar de carecer de una historiografía tipo castellana, que relata la historia del reino de manera idealizada, cuenta con una noción de que 300 años antes han perdido los territorios de Guipúzcoa, Álava y el duranguesado. En segundo lugar, sorprende que los beaumonteses, que son los que han salido con peor fama del proceso, sean los que lo formulen claramente. Sorprende pero no debe extrañar, ya que su implantación en la montaña navarra hace que sus linajes estén emparentados con los banderizos alaveses o guipuzcoanos. Lo que habría que saber es si, por el otro lado, lo veían así. Es decir, en este momento, tanto Guipúzcoa como Álava y Vizcaya están intentando dotarse de una personalidad jurídica dentro de España. Por lo tanto, no sé hasta que punto les chirriaba este proyecto.

Los navarros que lucharon contra la invasión española, ¿peleaban por una patria navarra?

Tienen cierta noción. Cuando se producen los acontecimientos bélicos propiamente navarros, en los que no hay una intervención de tropas bearnesas o francesas, como pudo ser la sublevación de Estella, ellos gritan: "Navarra, Navarra, viva el rey don Juan". Por lo tanto tienen una noción, que puede ser menos abstracta que la que nosotros tenemos como ciudadanos, en el sentido de una vinculación a una entidad; ellos la tendrían mediante una vinculación directa a la persona del rey a través de su juramento y de su linaje. Por poner otro ejemplo, cuando se levanta Sangüesa y atacan a la guarnición española en Yesa, los navarros entran por el portal de Jaca arrastrando las banderas de Castilla. Sí tienen esa noción, pero, repito, no es una filiación sentimental como la que podemos tener nosotros.

Dicho todo esto, ¿tenemos algo que celebrar en 2012?

Yo hablo de conmemorar. ¿Celebrar? Todo depende de quien lo vea desde el presente: unos se sienten cómodos y otros tienen la nostalgia de cómo hubiera sido el futuro de Navarra si las cosas hubieran salido bien en la resistencia. Pero, celebrar, no. Creo que fue un choque traumático, que abrió unas fracturas que duraron mucho tiempo y que provocó, por ejemplo, que en la década de los 30 y los 40 los linajes todavía se casaran entre ellos, evitando tender puentes; y es que lo de agramonteses y beaumonteses durará todavía un siglo. Aunque no se produjo una carnicería, ya que fue una guerra más del tipo altomedieval, la experiencia de represión, de esa gente que no pudo volver a reinsertarse y el trauma que sufrió esa generación... no creo que sea para celebrar nada.
 
En la investigación que ha realizado para poder desarrollar esta obra, ha viajado a Londres, Simancas, París... Pero, cuando menos, sorprende que visitara Chicago. ¿Qué documentos sobre Navarra consultó allí?

En Chicago no tienen documentación original, allí sobre todo me interesaba comprobar que visión tenían en el mundo anglosajón, en el siglo XIX, sobre el papel que jugó la conquista de Navarra. En la Universidad de Chicago estudié la bibliografía en lengua inglesa sobre este tema, que insiste en el papel que Navarra jugó, durante el siglo XVI, en la fricción entre España y Francia.
 
También ha comentado haber descubierto muchas cosas en el Archivo General de Navarra pero que, a su vez, quedan muchas más por descubrir. ¿Eso quiere decir que todavía nos quedan cosas por saber respecto a la conquista de Navarra?
 

Sí. Este libro dibuja los grandes acontecimientos, algunos muy esquemáticamente y otros más en profundidad. Creo que el Archivo de Navarra, sobre todo en la sección de Procesos judiciales, dará mucha luz a la hora de saber qué hicieron los navarros, ya que se trata de una información escondida. Es decir, aunque hagas catas sistemáticas, son cosas que salen de pronto, como guardatapas o fuera de contexto respecto a lo que se está pleiteando, ya que, por ejemplo, una forma de desacreditar testigos es aludir a su pasado político.
 
Cambiando de tercio, la publicación de un libro de este calado pone en evidencia lo poco que sabemos tanto sobre la historia de Navarra como especialmente sobre la conquista de Navarra... Y lo poco que se enseña sobre ella en las escuelas e institutos.

Sí, aunque tal vez esto sea así porque en Navarra la Historia siempre ha tenido un uso político. Yo no me llevaría las manos a la cabeza sobre el presente, ya que cuando las propias Cortes contrataron a Moret como primer cronista del Reino fue claramente para hacer política. Él fue quien recupera la información sobre el pasado medieval de Navarra para reforzar con hechos históricos ese particularismo institucional de los navarros dentro de la Corona, que fue muy erosionado en el siglo XVII. Posteriormente, cuando llegan los Borbones, con Felipe V, que es descendiente de los reyes destronados, todavía se habla con más libertad de la conquista. Por lo tanto, que la Historia tenga un uso político viene de muy atrás; a la Historia se le teme por las repercusiones que tiene en el presente. Como somos una Comunidad muy historicista, la Historia se utiliza como munición política y, por lo tanto, es muy difícil hacerla de manera objetiva. Estudiando el pasado el pasado la visión del presente influye y eso hace que algunos lleguen a la Historia predispuestos, ven lo que quieren ver y y lo que no quieren ver, no lo ven.
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