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El franquismo sigue vivo en Navarra. Tras la revitalización del criminal conde de Rodezno por iniciativa de Yolanda Barcina, alcaldesa de Pamplona, presidenta de UPN y apologeta del PP, le ha tocado el turno al penal donde encarcelaron a numerosos detenidos a consecuencia de la revolución de octubre de 1934, y donde el franquismo carlo-falangista encarceló y asesinó a centenares de personas inocentes a partir del golpe militar de 1936. Un penal que ha sido símbolo de la represión más dura.
fuerte-foto21Tras las negociaciones en el Parlamento español, la diputada Uxue Barkos consiguió que el Fuerte pasara a ser propiedad de Navarra, así como una partida de 500.000 euros para su acondicionamiento, con la condición de que el fuerte mantuviera el recinto carcelario como memoria de la represión allí ejercida por los golpistas.

Pues bien, el fuerte no sólo no ha cambiado de titularidad, sino que de la mano de la máxima autoridad militar española en Navarra, se ha utilizado ese dinero para destruir y borrar la memoria como penal franquista.
Los muros que configuraban el recinto carcelario en su zona de acceso, tras el rastrillo, han sido eliminados, para dejar una zona espaciosa para las visitas guiadas, a las que no se les habla del penal ni de lo allí ocurrido, sino de los aspectos constructivos del fuerte.
El historiador Ángel Marrodán, muy ligado a los actuales propietarios castrenses, ha tenido la desvergüenza de abogar «por hacer abstracción de las ideas políticas». Es decir, que los vencidos no «revuelvan»….
Y el general Val, padrino de la operación, ha hecho referencia a los posibles visitantes como «ciudadanos de bien».
Pero lo que no cuenta es que durante años, viejos supervivientes del penal y de la fuga que protagonizaron, se han concentrado frente a las verjas de entrada todos los aniversarios de la fuga del fuerte, para recordar a sus compañeros de penalidades y dejar testimonio de lo ocurrido, y la autoridad militar nunca les han permitido entrar al lugar que marcó sus vidas para siempre. A cambio, partidas de guardias civiles se encargaban de vigilar los accesos.
Y ahora, estos apolíticos del franquismo, abren el penal demostrando todo su desprecio con los pocos supervivientes de aquel infierno, ignorándolos, como si nada hubiese ocurrido.
Ya se sabe lo que entienden los militares por «gente de bien».
El «Estudio previo monte San Cristóbal-Ezkaba», de noviembre de 2008, encargado por la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (a cuyo frente se encuentra un concejal socialista, cuyo grupo mantiene a Yolanda Barcina en la alcaldía), no hace ninguna referencia a cualquier actuación para preservar la memoria de lo allí sucedido. La única referencia a la posible rehabilitación se centra exclusivamente en sus características constructivas: «Las excepcionales condiciones de la edificación, sus dimensiones, la distribución espacial, las soluciones constructivas, los materiales empleados, es decir, el edificio por sí sólo presenta un indudable interés museístico». Un planteamiento similar al llevado a cabo ahora.

Negacionismo
El desprecio a la Memoria Histórica, que en Europa es constitutivo de delito, y que hoy se paga con la cárcel, en Navarra resulta ser el comportamiento habitual, incumpliendo la Ley de Memoria Histórica o, incluso, retrasando sine die sentencias judiciales que obligan a retirar símbolos franquistas.
Así ocurre en Pamplona con el monumento que lleva el lema «Navarra a sus muertos en la Cruzada», hoy disimulado  como sala de exposiciones, que no oculta su ser, pues en la misma web del Ayuntamiento la denominan «Sala de exposiciones Municipal Conde Rodezno (Monumento a los Caídos)», situada en la plaza dedicada al Tradicionalista conde de Rodezno. Éste fue el primer ministro de justicia de Franco, firmante de más de cincuenta mil sentencias de muerte, cuyo nombre se niega a retirar la alcaldesa Barcina.
Hay que recordar que este edificio de exaltación franquista es el mayor conjunto monumental del Estado después del Valle de los Caídos, y una vergüenza en cualquier país democrático. Todas estas manifestaciones inconstitucionales, que siguen presentes en otras muchas localidades navarras, se basan en negar lo ocurrido y en que quienes defienden la desmemoria son voluntarios herederos ideológicos de quienes impusieron el golpe militar, y así nos lo quieren recordar.

Visitas-censura
Las visitas guiadas apenas informan de lo ocurrido y esconden los lugares más importantes donde malvivían y morían los reclusos. Y por supuesto, nada de reconstruir el desarrollo de la gran fuga, manteniendo la misma censura que el régimen franquista impuso en su momento. Por ello, es importante recordar el libro de Félix Sierra e Iñaki Alforja, El fuerte de San Cristóbal, 1938.La gran fuga de las cárceles franquistas, el libro de Ernesto Carratalá, Memorias de un piojo republicano del 36, y el documental de Iñaki Alforja, Ezkaba. Comprar-Erosi
Ellos son testimonio de todo lo que pretenden ocultar.

Enlaces de interés sobre lo ocurrido:

Iñaki Alforja: Visita al fuerte San Cristóbal


Javier Eder: Gente de bien

Juan Kruz Lakasta: Negacionismo dominguero

Diario de Noticias (3/06/2009)

Diario de Noticias (4/06/2009)

Diario de Noticias (7/06/2009)

Diario de Noticias (7/06/2009)

Gara - Aritz Intxusta (7/06/2009)

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