«El palio es la representación simbólica de esa negra y letal simbiosis entre Iglesia y Estado, que dio origen al nacionalcatolicismo teocrático. En la actualidad, dada su raigambre franquista más inmediata, el palio es un mal sueño para gran parte de la población creyente. Por eso, cuando los políticos hacen caso omiso de la aconfesionalidad constitucional y participan en procesiones religiosas acompañando al palio, se comportan como el dictador genocida: someterse al poder religioso y reforzar dicho poder. Por eso, estas tradiciones religiosas, aparentemente anodinas, son dinamita bien cebada que, explotada zorrunamente por la Iglesia, conduce a su reforzamiento institucional y recibir del Gobierno prebendas económicas. Es un círculo vicioso que se muerde la cola.»
Víctor Moreno en Nueva Tribuna