Auroros y auroras en Navarra
Hizkuntza Gaztelera
2020. urtea
Azal gogorra
336 or.
«Soy un enamorado de la aurora. Porque tengo frescos en el archivo de mi memoria los recuerdos más viejos de mi existencia, cuando mi madre me llevaba a la ventana abierta, envuelto en el calor de lana de una manta, para mamar las voces de unos hombres cantando en la noche, a unos pocos metros, gozo de Navidad y de Reyes, aleluyas de Resurrección y glorias a la Cruz de Mayo y a Isidro el Labrador. Porque durante toda mi niñez seguí escuchando cada madrugada las voces, cada vez más tenues y cascadas, de Felipe el Auroro y de Eliseo Jimeno, desgranando su salmodia matutina. Porque luego formé parte del coro y me encantaba. En suma, porque auroros y auroras son un retazo de vida de nuestros mayores, rústico y sincero, y una de las expresiones más radicalmente populares de la religiosidad y del temple de nuestra tierra.
Entre todas las prácticas piadosas, la aurora ha germinado y florecido en el seno del pueblo llano, seglar, trabajador, iletrado, creyente, anónimo, sufrido, transmitiéndose de generación en generación sin ruidos ni alardes, como una alborada serena que da paso al día.»
JOSÉ MARÍA JIMENO JURÍO