El euskera en la Ribera de Navarra
Hizkuntza Gaztelera
2002. urtea
222 or.
Euskal Herria, como la Grecia clásica, más que una nación, es un mundo. Ha sido siempre un cruce de caminos, una confrontación de caracteres étnicos, un mestizaje de culturas. Somos un pueblo siempre en la encrucijada. Pero somos el pueblo del euskera. Sin él no habría Euskal Herria. Tampoco habría existido, ni podría existir, una nación llamada Nabarra.
Al Sur y al Oriente de Nabarra/Euskal Herria, la Ribera participa de todos los caracteres generales de nuestro pueblo, con la añadidura de ser tierra fronteriza. Tantas veces invadida, ha sido lugar de encuentro y de comunicación, espacio de la sabiduría popular. Y en este cruce de caminos nuestro, unas veces más y otras veces menos, siempre se han podido escuchar los sonidos de la vieja lengua.
Este trabajo sólo aspira a poder recuperar las palabras que un ribero curtido y culto, Pedro Arellano Sada, escribía el año 1933: «El ya floreciente Renacimiento de la Cultura Vasca ha encontrado eco en aquel apartado rincón del País, y hay personas que se preocupan en recoger y conservar el espíritu del pueblo que lo habita. Aquí os expondré mi modesta contribución a estas tareas».