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El deseo de leer

Pedagogía nº 1
/ Castellano
/ año 2004
/ 118 páginas
Descripción

Propuestas creativas para despertar y mantener el gusto por la lectura

Ilustraciones de J. E. Capeau e ilustradores de "Alicia en el País de las maravillas"

Conscientes de que las únicas aves lectoras en extinción son los alumnos y alumnas, El deseo de leer va dedicado, especialmente, a todas aquellas personas que, manteniendo alguna relación con niños y niñas, se han empeñado en que la infancia odie de verdad los libros y la lextura en general. Todos los maestros son expertos en provocar odio en los niños hacia los libros. En este sentido, El deseo de leer es un antídoto contra esa obsesión adulta y profesional. Es posible, sólo posible, que los maestros y padres, utilizando las técnicas que en él se ofrecen, tal vez, consigan que los niños y las niñas lean para sí mismos y se olviden de la puñetera rentabilidad mental, social y lingüística de la lectura.

***

El deseo de leer es un libro que cumplirá pronto veinte años y que ha llegado a su 4ª edición. Cuando se editó por primera vez, aportó una novedad un tanto insólita en el panorama de la animación lectora, panorama que, entonces, estaba en su formidable punto de arranque. Lo que el libro decía entonces y sigue diciendo hoy es que la lectura se hace, no se dice; que la lectura es, sobre todo, un acto de atención y de contemplación; que la cualidad más importante para un lector –niño, joven o adulto– es la tranquilidad, la ausencia de prisa. Porque tener prisa sólo conduce a la inconsciencia, a la violencia, a la falta de entendimiento y al no disfrute inmediato –e incluso mediato– de la propia actividad lectora. Para leer era necesario –sigue siendo necesario y lo será siempre– acomodarse bien, estarse quieto, guardar silencio y ser cordial con el libro que hemos asido entre los dedos de la mano. El deseo de leer pedía –sigue pidiendo en su 4ª edicción–, por tanto, tranquilidad lectora, algo que no casa bien con la prisa que habitualmente los profesores de lengua llevan para poder cubrir los programas –que no para descubrirlos en el día a día–.
Por ello, la invitación que se hacía en la primera edición de 1985, renovada ahora, en 2004, consistía en que, para leer en el aula, el mejor sistema es observar los tres momentos fundamentales del acto lector: el antes, el durante y el después de la lectura.
Y para cada uno de esos tres momentos, El deseo de leer ofrece un conjunto de actividades, a fin de que la lectura se convierta en un acto de la inteligencia y de la reflexión, del sentimiento y del juego.
Lo cierto es que, después de veinte años de poner en práctica dicho sistema de acercamiento a los libros, el autor puede añadir al menos una cosa: que el invento sigue funcionando, como bien saben quienes han probado este «viejo» método de aproximación al placer de leer.

***

Víctor Moreno es, sin duda, un francotirador instalado en la escuela. Incruento, desde luego. De oficio maestro, sus únicas armas son las palabras y con ellas lucha por dignificar y hacer mejor esa escuela, la nuestra, aburrida y productivista, a la que se va a trabajar y no a perder el tiempo, y a la que Moreno opone la resistencia lúdica y pacífica –que no pasiva– del juego y la palabra.
Revista CLIJ

«La lectura no cotiza en la bolsa de la vida, por eso falla su fomento»
«Hay una confusión de términos que causa sistemas deficientes en el desarrollo del interés por los libros»
Ericka Montaño. La Jornada. 15 de octubre de 2012

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