De Noáin a Amaiur (1521-1522), editado por Pamiela, es el nuevo libro del historiador

La obra, en algunos aspectos «discordante y desmitificadora», traslada al lector al año que decidió el futuro del reino

Paula Echeverria. Diario de Noticias (13-12-2012)
Partiendo de material inédito hallado fundamentalmente en documentos franceses, Peio Monteano relata el año que decidió el futuro de Navarra en su último libro, De Noáin a Amaiur (1521-1522), que acaba de publicar Pamiela. La obra, que el autor califica de «discordante y desmitificadora» en muchos aspectos, recorre el periodo transcurrido entre la Batalla de Noáin y la toma del Castillo de Amaiur. 

«Es un libro nuevo en todos los sentidos, que fija la lupa en una época clave que va de junio de 1521 a julio de 1522, donde encontramos el mismo drama que en el año 12, pero con nuevos protagonistas», explicó Monteano ayer en la librería Auzolan de Pamplona. En ese periodo que ha estudiado con pasión y que ahora acerca al lector, con gran detalle y con un estilo divulgativo propio de una historia novelada, «la conquista da un salto cualitativo, se puede hablar de una segunda conquista que está muy ligada al conflicto europeo». «El conflicto navarro se internacionaliza entonces aún más, y se ve imbricado en otros procesos como las revoluciones de Comuneros y la guerra que enfrenta a España y Francia a nivel continental», añade el historiador de Villava.

El recorrido cronológico se inicia con los prolegómenos de la Batalla de Noáin, y abarca la contraofensiva franconavarra de otoño, la toma de Hondarribia como principal hecho de armas, la época de pervivencia de un estado legitimista en el norte de Navarra, en torno al Castillo de Amaiur, hasta la toma de dicho monumento y, en palabras de Monteano, «la debacle del legitimismo navarro entre el verano y el otoño de 1522, con la pérdida y la muerte de personajes que son iconos del legitimismo navarro». Estos hechos se relatan «de una forma novedosa», dice el autor, a la vista de la documentación inédita que ha encontrado en tres archivos: el Archivo General de Simancas, el Archivo de Pau y la Biblioteca Nacional de Francia, en París, donde ha hallado las correspondencias de Lesparre (Asparrots) con Francisco I, de Bonnivet con Francisco I, de Francisco I con Enrique II de Navarra... «Esto permite incorporar una valiosísima información desde el otro lado, porque hasta ahora el relato se había basado fundamentalmente en fuentes españolas», destaca Peio Monteano.

Su nueva obra abre líneas de investigación y da a conocer «proyectos incluso políticos que se plantearon para Navarra dentro de la corona española, y que prefiguran proyectos actuales». El historiador se refiere a la creación de una Chancillería vasca con sede en Pamplona, que propuso Fortún García de Ercilla, entonces regente de Navarra (la segunda autoridad del reino), y que planteaba agregar al Reino de Navarra los territorios de Álava, de Gipuzkoa y de Bizkaia, que tendrían que separarse de la de Valladolid, así como conformar una jurisdicción político administrativa de los territorios en ese momento de habla vasca en la península. «Esa propuesta se hizo al emperador, se puso sobre la mesa, y en parte se materializó y en parte no, pero en todo caso demuestra que hay proyectos que tampoco son tan nuevos», añade Monteano, quien recuerda que "es en este periodo de la segunda conquista donde realmente se violenta la constitución política de Navarra, cuando llega Carlos I y, entre otras cosas, se introducen jueces castellanos en los altos organismos del Reino; algo profundamente antiforal, porque los extranjeros no podían ocupar cargos en Navarra". Otras desmitificaciones se refieren a la toma de Hondarribia, con matizaciones sobre la actitud de los propios guipuzcoanos; al polémico gobierno de Vélaz de Medrano desde el Castillo de Amaiur; a la actuación de Lesparre, «que ha sido criticada tradicionalmente, ya desde el siglo XVII, como irresponsable, y en este libro se empieza a entender mucho mejor»; o a la propia Batalla de Noáin, que según Monteano «ni fue tan mortífera ni tan decisiva en lo militar como se ha venido diciendo».