"La llamada historia oficial de Navarra es una gigantesca impostura"
Pamiela acaba de publicar la segunda edición de Navarra Estado europeo, de Tomás Urzainqui Mina. En esta nueva entrega, el autor pamplonés amplía su trabajo con la incorporación nueva documentación, como los índices toponímicos y onomásticos
Siguiendo la pauta marcada por La Navarra marítima, sus libros ofrecen análisis diferentes de la realidad navarra, cuestionando no sólo la historia oficial. Cuando se acerca el aniversario de 1512, opina sobre el propósito y la oportunidad de este libro.
¿Quién puede estar interesado en inventar y en mantener "las grandes imposturas historiográficas" que afectan a Navarra y que usted señala en el libro?
En el imaginario individual y colectivo de todas las sociedades, la historia, más o menos real o fabulada, juega un papel central. En el caso de Navarra, la historia llamada oficial es toda ella una gigantesca impostura. La historia que se ha enseñado a los navarros desde 1841 busca denodadamente hacerles españoles, y para ello se niega la existencia de la sociedad propia y diferenciada, ocultando los hechos históricos que descubren otra realidad que no sea la española. Tras esta injusta situación se hallan, claro está, quienes tienen intereses en mantener este status quo de dominación sobre una mayoría social de navarros subordinados.
¿Cuando habla del contexto circumpirenaico a qué realidad se refiere?
En la Europa occidental existe el gran espacio conformado al norte y al sur por las dos cuencas pirenaicas del Garona y del Ebro y por el mar mediterráneo al este y el Atlántico al oeste. Este ámbito geográfico sufre también la negación sobre su realidad humana (social, económica, cultural y política) a manos de los dos Estados europeos vecinos, que se lo reparten y ocupan. Se trata de cinco realidades políticas, Navarra, Aragón, Cataluña, Gascuña y Occitania, que fueron conquistadas por la fuerza de las armas.
¿Fue Navarra un Estado en Europa, como Portugal, Inglaterra, Escocia, Castilla, Francia y Aragón?
Desde la legitimidad, la centralidad, la territorialidad y el reconocimiento internacional, Navarra fue un Estado europeo hasta comienzos del siglo XVII, y conservó su estatalidad jurídico-institucional hasta 1841.
¿El euskera se conformó como lengua moderna en la unidad política de Navarra?
La unidad política de Navarra está íntimamente relacionada con la conformación del euskera como lengua moderna. Su unidad se mantuvo hasta que surgieron los dialectos a consecuencia de la partición territorial impuesta. La dialectización del euskera tiene su origen en la conquista de la Navarra marítima por Castilla en 1200, donde irá surgiendo con epicentro en Vitoria-Gasteiz el dialecto occidental y posteriormente otros dialectos. A partir de las sucesivas conquistas, el euskera pierde su hegemonía frente al castellano. Las investigaciones publicadas por el filólogo Koldo Zuazo han puesto de manifiesto el efecto de la partición política territorial a raíz de las conquistas sobre la pérdida de la unidad de la lengua.
¿Qué particularidades tienen las instituciones jurídico-políticas de Navarra?
Tanto la historia del Derecho público como la del privado de Navarra ofrece unas diferencias notables con los sistemas jurídicos de los dos Estados vecinos de España y Francia. En primer lugar, la cercanía de lo público y lo privado. La importancia de la sociedad civil y de su libertad, tanto individual como colectiva. La supremacía de la Constitución navarra sobre el poder gobernante en cada momento.
¿Tiene sustento la presencia de Navarra en la cultura universal?
En el libro se incluye una amplia selección de textos y autores del máximo reconocimiento, europeos y navarros, que muestran la imbricación de la cultura navarra en la europea y en la universal.
¿Qué repercusiones ha tenido la pérdida de la unidad de Navarra?
Los efectos que ha tenido la división territorial de Navarra como consecuencia de las sucesivas conquistas efectuadas por Castilla-España y Francia, especialmente en 1200, 1512 y 1620, han sido determinantes: la negación de la existencia del Estado propio, la pérdida del euskera o la fractura del sistema jurídico, con la consiguiente quiebra de la jurisdicción, y la minorización y suplantación de nuestro Derecho.
¿Tiene alguna relación la negación del derecho a decidir con el mantenimiento de la división territorial y política de Navarra?
Las iniciativas políticas no han sabido fijar correctamente cuál es el sujeto político que debe decidir. Y ello es consecuencia de varios errores: no hacer una denuncia clara de la división territorial y política de Navarra; no colocar esta cuestión como clave del problema nacional existente, y no considerarla el punto inicial del camino para recuperar la soberanía.
Es decir, si no se tiene claro cuál es la sociedad política -que es la que se autodetermina- y por qué sufre la subordinación, difícilmente se puede desarrollar una movilización sociopolítica que cotidianamente se acerque al objetivo propuesto.
¿Trabaja en algún proyecto nuevo?
Se está preparando una edición nueva, puesta al día, de Navarra sin fronteras impuestas, que se publicó en una edición especial de Pamiela con Diario de Noticias, y que será publicada próximamente, y que trata, precisamente, sobre su unidad y las particiones territoriales tras las conquistas padecidas.
Además, ahora estoy escribiendo un libro sobre Xavier Mina, libertador de Navarra y México, coincidiendo con el 200 aniversario de su detención en Labiano y de la independencia de México, que espero que vea la luz este próximo otoño. El libro aporta documentación inédita que proporciona, a la ya conocida, una nueva interpretación sobre su persona, obra y sobre el contexto social y político en el que se desarrolló su corta, pero intensa vida. Vida entregada a la causa de la libertad y la igualdad del individuo y de los pueblos (garantizadas por las constituciones y el sistema democrático), frente al absolutismo, la ignorancia, los monopolios y los privilegios feudales, aristocráticos y eclesiásticos; precisamente en Navarra y después en América.
DIARIO DE NOTICIAS - 8 de junio de 2010