Crisis económica, crisis moral

Victor Moreno

El teólogo anglicano Eliseu Vila, economista por más señas, sostiene que la crisis económica que anega el bolsillo de los pobres en este comienzo de milenio se debe a una crisis espiritual de valores. Según este visionario, «cuando eliminamos a Dios de la escena, desaparecen los referentes morales, se debilitan los absolutos, se entra en el relativismo, prima la codicia personal, y el sistema económico se colapsa. La economía está en crisis porque el sistema de valores está en crisis, y estos lo están porque el cristianismo está en crisis».

Extraña conclusión: la culpa de lo que está pasando la tiene el cristianismo. El sistema capitalista, pobrecillo él, no tiene responsabilidad alguna en los desaguisados económicos que acontecen en la rúa y en la casa del proletariado. A no ser que cristianismo y capitalismo sean la misma cosa deleznable. Bonito cromo. El sistema capitalista entra en crisis porque la gente comienza a perder la fe en Nuestro Señor Jesucristo. ¡Si Keynes levantara el cerebelo!

Ya que la crisis económica es producto de una crisis en picado del cristianismo, se me ocurre pensar que todo se solucionaría si la sociedad se convirtiera al unísono democrático al budismo o al sintoísmo. Si el cristianismo está en bancarrota y no es capaz de solucionar los problemas de gamberrismo ético que produce el capital, acabemos de una vez con él: convirtámonos todos a Alá, y santas Pascuas. A Alá, o a Buda. ¡Qué más da, si al final se resuelve la crisis económica, que es lo que importa superar!

El arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez González, también se hizo frontón y eco de la consigna papal que asociaba la crisis económica con la debilidad de la moral y de las costumbres. Algo inaudito. Tal asociación, si algo revela, es el masoquismo de los dirigentes eclesiásticos. Porque con semejante discurso conductista lo único que hacen es tirar piedras contra su propio tejado, evidenciando que el cristianismo, y, menos aún, el catolicismo, no es suficiente argamasa espiritual para elevar la moral de la tropa. El cristianismo actual que pregona la jerarquía eclesiástica está demostrando su radical incapacidad para salir de la crisis económica.

Nada más iniciarse el año de 2010, el Papa Ratzinger, en el rezo tradicional del Angelus dominical, afirmaría que «gracias a Dios la esperanza no se basa en pronósticos improbables ni en previsiones económicas. Nosotros confiamos en que Jesús reveló de un modo definitivo su voluntad de estar con el hombre y de compartir su historia para guiarnos a todos a su Reino de amor y vida». Claro que sí, hombre. Si todo depende de la voluntad de Dios, y nada de los manirrotos y torpes economistas y del sistema productivo, está claro que la economía de Dios -vulgarmente cristianismo- es una economía que se ha mostrado inútil para solucionar la crisis moral que nos invade.

Naturalmente, si es como dice el Papa, uno se preguntaría para qué estudiará la gente Ciencias Económicas y Empresariales. Pues la esperanza de que se acabe el paro, suba la renta básica, desaparezcan las hipotecas y el impuesto de sucesiones, y así por el estilo, no depende de análisis micro o macroeconómicos, sino de que confiemos en la voluntad del Altísimo. En este sentido, los economistas deberían acompañar su curriculum con una asignatura denominada «Teología Económica». En ella, aprenderían que la economía de un país para que vaya bien o mal no depende de su tejido industrial, agrícola o de servicios, investigación y telecomunicaciones, sino de la fe que muestre la sociedad en la Providencia. Un tratado de economía sin fe es un tratado inservible. Da lo mismo cualquier programa económico de recuperación o de mantenimiento del país en su déficit o en su superávit. Si Dios ha decidido que un país se precipite por la torrentera de la más grasienta recesión económica, así será. Por tanto, lo que el economista debería estudiar, más que sesudos tratados de explotación empresarial, son los deseos económicos de la Providencia. Y como ya es sabido que para su interpretación es necesaria la intervención de la obispada, los economistas deberían mantener regulares encuentros con los representantes de Dios aquí en la tierra: obispos, cardenales y Papa. Pues ya es sabido que estas lumbreras son tan sagaces que saben todo lo que piensa y desea Dios para nuestro bien.

El clónico del Papa aquí en España, el cardenal arzobispo de Madrid, sostendrá que «las relaciones entre la crisis económica y la crisis del derecho a la vida son intrínsecas». Hay crisis económica, porque existe una crisis moral en todos los órdenes. Lo que en clave positiva significaría que los países que han superado la recesión también han entrado en una vía ética y moral amejorada. Lo que arroja una pregunta inquietante: ¿se debe ello a que habrán dejado de ser cristianas, o, por el contrario, habrán aplicado como cataplasma el sermón de la Montaña a la situación económica de su país?

Es notable que Rouco sostenga en plan interdisciplinar, lo que ya es decir tratándose de un cardenal, que «existe una interrelación entre los elementos financieros y económico, bioéticos y culturales que configuran la actual crisis». Por elementos que no falte. No es la primera vez que una batalla se pierde por culpa de ellos. Lo que resulta extraño es que habiendo tantos elementos azuzando la crisis, incluidos los financieros y económicos, afirme este cardenal que la razón última que explica esta crisis es «el fracaso del modelo del superhombre como el salvador único de los problemas de la sociedad y el mundo».

El cardenal debe creer en ello, porque lo repite varias veces. La culpa de esta crisis radica en «ese mito del superhombre que animó con tanto éxito histórico el pensamiento y la cultura del siglo pasado ha vuelto con nuevas formas», encarnándose en «ese hombre del siglo XX que despreciaba la vía del amor misericordioso de Jesucristo Crucificado, porque creía que se bastaba a sí mismo con el manejo de su poder socioeconómico, político y cultural para resolver las injusticias del mundo».

Para el cardenal esa figura «parece volver a aparecer en el umbral del tercer milenio, con la ciencia empírica como última instancia de la vida y del comportamiento humano capaz de garantizar la felicidad y el bienestar de los ciudadanos del mundo, sin necesidad de una razón trascendente y moral fundada en el mandamiento inequívoco del amor, que clarifique y dignifique el uso de la libertad».

Con lo que llegamos a una conclusión que para los obispos tendría que ser consoladora: la crisis económica sólo debería afectar a los ateos, a los depravados y a la gente muy mala. Una crisis económica con un fondo ético innegable y en la que lo más sobresaliente es la falta de amor a Jesucristo, tendría que haber pasado de largo sin hacer mella en los verdaderos creyentes, como Berlusconi, ¿no?

Publicado por Gara-k argitaratu

Sobre el autor del artículo:  Victor Moreno

Libros del autor: Pamiela.com

Posted in General | Tagged | Comments Off on Crisis económica, crisis moral

El libro del año, de verdad

Fuera de LugarCuando los críticos de libros echan la vista atrás y anuncian las grandes obras del año deberían incluir una cláusula orientativa. Bastaría con una concisa explicación del porqué. Por qué consideramos que un libro es para nosotros el más importante del año, y por qué se lo hacemos saber a los lectores. Puede haber muchas razones, desde que nos ha conmovido hasta que la editorial ha hecho un lanzamiento tan espectacular y ha puesto tanto dinero que estaría mal que uno, que cobra por eso, no les echara una mano. También porque el autor es amigo nuestro, o porque todo el mundo que cuenta en esto de la edición ha dicho que se trata de una auténtica obra maestra y uno no va a llevarles la contraria, lo que se traduciría en sospechar que no lo ha leído.

Hay muchas razones, casi tantas como críticos. Incluso puede ocurrir lo más normal y frecuente, y menos valorado, y es que no haya ningún libro sobresaliente. Si alguien osara afirmar tal cosa lo más probable es que las editoriales tomaran medidas y tuviera problemas, amén de que los lectores le calificarían de elitista,pecado tan nefando como la pederastia.

Los críticos son unos tipos que sólo tienen problemas cuando dicen que no; exactamente igual que le ocurre a la mayoría de la gente. Si dices que sí, te llueven los elogios. Ahora bien, hay que saber decir que sí con altura de miras,de una manera egregia; y para eso no sirve cualquiera. Ser afirmativo – lo aseguran los psicólogos-ayuda a vivir, por eso los críticos complacientes, como los analistas políticos arribistas, llegan a viejos y no se jubilan nunca.

El libro más insólito, el más interesante, el que más me ha ilustrado de cuantos he leído durante el año 2009, lo ha editado, magníficamente por cierto, y en mil ejemplares – según consta en la última página-una modesta editorial de Pamplona, Pamiela. Se titula Fuera de lugar y lo ha escrito Víctor Moreno, a quien no conozco de nada, hecha la salvedad de que había leído de él un par de textos que me llamaron la atención por su audacia y su sarcástico sentido del humor. El primero apareció en 1994 y tenía el irónico título De brumas y de veras,y un subtítulo que lo decía todo: La crítica literaria en los periódicos. El otro, mucho más reciente, ¿Qué hacemos con Baroja?,es, en mi opinión, el más agudo análisis de la figura y la obra de don Pío de cuantas conozco.

¿Qué tiene de insólito Fuera de lugar?Bastaría con la constatación de que habiendo salido en el mes de mayo hasta el día de la fecha no he leído ni una crítica en los suplementos del ramo, ni siquiera una reseña, ni una referencia a su existencia. Con la cantidad de bazofia que los críticos se han visto obligados a comentar, aunque sólo fuera para no quedarse sin trabajo, es llamativo que rechazaran uno tan bien editado y escrito como este. Pero para ser sinceros cabría añadir que eso entre nosotros no es insólito en absoluto, porque sucede y con frecuencia. Lo auténticamente insólito del libro de Víctor Moreno es que trata de algo que ninguno de nosotros ha osado jamás emprender: un análisis del mundo literario español a partir de sus propias palabras y reflexiones. Esto sí que es insólito; tanto, que mientras uno lo lee no acaba de dar crédito, en la duda de si realmente es verdad o se lo ha inventado el autor. De ahí la importancia y el trabajo que se han tomado en la edición al insertar reproducciones de entrevistas y declaraciones, escrupulosamente datadas.

Por las cuatrocientas y pico páginas pasan casi todos los que son algo importante – o creen serlo-en las letras en lengua castellana, escritores y críticos, y Víctor Moreno se basa en sus declaraciones como profesionales de la pluma y como supuestos creadores de la lengua, desde Camilo José Cela hasta Muñoz Molina, pasando por Goytisolo y Saramago, que es tan español que apenas se le nota que nació en Portugal. Sin olvidar otras figuras de gran incidencia mediática dentro del mundo de la prosa; el exquisito Javier Marías o la simplicísima Rosa Montero. En ocasiones son pinceladas llenas de mala uva que retratan a los personajes en su absoluta vaciedad como escritores, pensadores o gentes de letras. Un modo ilustrativo de mostrarnos una parte notabilísima de nuestro tejido intelectual tal como es, sin trampa ni cartón, en sus propias declaraciones, lo que es tanto como decir en su propia salsa. No creo que falte nadie de nuestra galería de notables.

¿Qué tiene el libro de interesante? El ángulo de visión. Nadie hasta la fecha se había atrevido a mirar las figuras y figurones desde la sencillez de su propio relato. No hay miedo al “qué va a ser de mí mañana” si se enfadan y me quitan el ganapán. Ni ese temor que carcome a los profesionales de la pluma, ya convertido en tópico, sobre la diferencia entre lo que se sabe, lo que se dice y lo que se escribe. Sostengo que vivimos el momento más blando y más inocuo de la cultura española, y como no soy catalán, aunque ejerza, no me consuela pensar que lo mismo ocurre en muchas otras partes del planeta. (Por aquí el comparativo es casi un discurso filosófico, que sirve para todo y cubre todas las vergüenzas). Resulta sorprendente que alguien ose escribir de un ministro en ejercicio: “César Antonio Molina, como escritor, es muy malo. Mostró siempre problemas con las comas ycon el régimen de preposiciones. Es un hándicap que viene arrastrando desde que era colaborador de Diario 16 y su suplemento Culturas.Yo pensaba que, después de tanto tiempo transcurrido, habría mejorado su estilo, pero me equivoqué”. Y va, y lo explica. A su manera, pero lo explica. ¿Y qué decir del relato, breve y contundente, de los apaños del académico Jeremías Muñoz Molina para darle un premio de novela a su amigo Justo Navarro, quitándoselo a Miguel Sánchez Ostiz bajo la promesa de que le apañaría otro en Orihuela, mejor dotado? En un mundo de hipócritas, contarlo, tiene un valor intelectual de primer orden. ¿O no habíamos quedado en que eso de la verdad era un objetivo de la inteligencia?

Porque el valor, la audacia, incluso la temeridad son también obligaciones de la cultura. Por eso estamos como estamos y por eso el libro de Víctor Moreno obliga a pensar en cosas que quizá no habíamos valorado suficientemente. Las metástasis de nuestro tejido intelectual. ¿Qué está pasando para que nadie ose interrumpir esta coral de bombos mutuos y silencios elocuentes? De las seis partes que se compone el libro, cada una exige una reflexión, incluso cuando no se está de acuerdo. No hay efecto más patético que el de escribir y que la gente te diga “yo estoy de acuerdo con lo que usted escribe”, ¡como si fuera un elogio! A mí la gente que piensa como yo me interesa muy poco y no me ayuda nada; la vanidad la perdí hace muchos años. Vivimos tiempos tan curiosos que se ensalza al que piensa como nosotros. ¿Quién carajo somos nosotros?De lo que se trata es de que nos hagan pensar de otra manera. Imprescindible partir de que no somos la hostia yque nos tienen envidia porque somos muy buenos, tanto, que incluso temen, ¡esos bárbaros!, que los civilicemos.

Fuera de lugar, que tiene un subtítulo poco feliz, por equívoco – Lo que hay que leer de críticos y escritores-,es un retrato sarcástico de la autosatisfacción de la cultura española dominante. Nunca hubo tantos grandes escritores, tantos suplementos literarios y revistas oficiales dedicadas a la cultura, tantas instituciones culturales… y nunca, desde que tengo noticia viva de ello, la cultura fue tan sumisa y tan hipócrita. Basta rascar un poquito y aparece el paleto inseguro que llevamos dentro. Y eso explica que entre las cosas más irritantes de nuestro filisteísmo cultural – esa mezcla de mediocridad y soberbia académica-,que tiene a gala no sorprenderse de nada y darlo todo por sabido, figure una expresión repetida hasta la saciedad: “no cuenta nada nuevo”. Ciertamente Víctor Moreno quizá no cuente nada nuevo para los curtidos en el oficio de la pluma. Ellos ya lo sabían, pero tenían buen cuidado de que usted no se enterase; como si se tratara de una vulgaridad adscrita a los gajes del oficio o un secreto entre cómplices. De ahí que sea tan saludable este libro publicado en Pamplona, en mil modestos ejemplares, porque ilustra bastante más que la retahíla de textos inanes que nos ha deparado el 2009.

Gregorio Morán

La Vanguardia (9.01.2010)

Entrevista a Víctor Moreno.pdf

Crítica Fuera de lugar.pdf

Sobre el autor del libro:  Victor Moreno

Libros del autor: Pamiela.com

Posted in Pamiela etxea | Tagged | 1 Comment

Raros y solos

Pablo Antoñana

Gregorio Morán, La Vanguardia («Sabatinas intempestivas»)- 12/12/2009
Seguía observando el mundo sin altivez ni resentimiento y, sobre todo, con pasión y dureza en sus juicios
Los titulares son para el que escribe como mordazas, a veces acicates para el ingenio. Depende. ¿Cómo explicar en menos de una docena de caracteres una idea? El reto en este caso consistía en hallar dos palabras, a falta de una, que asumieran la doble significación de mostrar la singularidad de un escritor, es decir, la grandeza que resume su rareza, y al tiempo su marginalidad en el mundo de la cultura establecida. Desde «Raros geniales» hasta «Aves solitarias», lo he probado todo para encontrar un marbete que abarcara a tres escritores absolutamente dispares: un navarro fronterizo, un norteamericano exótico y un argentino que murió de mala manera en Barcelona. Al final he de admitir el fracaso y conformarme con este «Raros y solos», por evidente. Continue reading

Posted in General | Tagged | Comments Off on Raros y solos

El ateísmo y otras cuestiones paralelas

(Este artículo forma parte del nuevo libro que prepara Víctor Moreno, Los obispos son peligrosos, y que será publicado a comienzos de 2010.)

1. Los ateos no pierden su tiempo y energía intelectual tratando de demostrar lo indemostrable: la existencia de Dios. Acusar a los ateos de esta manía es irrisorio. Sencillamente, Dios no cuenta para nada en la vida de un ateo.

2. El ateísmo no es una doctrina que argumente en contra de una determinada creencia. Los ateos no tienen intención alguna por desarraigar las creencias religiosas, como afirman algunos creyentes. Ni, menos aún, introducir el ateísmo en las escuelas públicas, acusación que se hizo clamorosa tras la sentencia de Estrasburgo sobre la retirada de los crucifijos en las escuelas. Con o sin crucifijos en las paredes, las personas seguirán con sus supersticiones sin que nadie les increpe por si son católicos, musulmanes, testigos de Jehová o adictos al sexo oral. Continue reading

Posted in General | Tagged | 2 Comments

“Los libros han tenido éxito porque nos hemos saltado las fronteras políticas para hablar del territorio cultural”

Iñaki Sagredo historiador, autor de “navarra. castillos que defendieron el reino”

Con ‘El Reino de Pamplona (810-1173) La Rioja, La Riojilla, La Bureba, Cantabria’, Iñaki Sagredo cierra una colección, ‘Navarra. Castillos que defendieron el Reino’, que ha tenido una excelente acogida entre el público por la calidad de su documentación y sus fotografías aéreas

Irudia Diario de Noticias

PAMPLONA. ¿Qué nos cuenta este cuarto y último tomo de la serie?

Hablamos de los límites que tenía el Reino de Pamplona entre los siglos IX y XII. Y, como siempre, incidimos mucho en lo que fueron y son las fortificaciones construídas en la época, aunque también hemos prestado especial atención a la toponimia, con la colaboración del experto Eduardo Aznar Martínez. En resumen, con documentos históricos y con otros elementos como los topónimos o los nombres en euskera, demostramos que los límites que tenía el viejo Reino coinciden a la perfección con lo que eran los castillos y la tenencias.

¿Qué límites nos marca este libro?

En tiempos de Sancho III el Mayor y de sus hijos, llegábamos hasta cerca de Santander, además de toda La Rioja y la zona de La Bureba, en las proximidades de Burgos. Mostramos castillos y restos que hay en esos territorios y explicamos qué señores había en cada tenencia.

Quizá, los castillos que aparecen en este tomo son especiales porque, hoy en día, pocos navarros los tienen en mente como parte de su patrimonio.

Eso es. Sentir orgullo de lo que fuimos está bien. La gente desconoce mucho su historia porque los libros de historia locales son muy poco frecuentes. En el colegio te enseñan la historia de España y apenas se conoce que hubo un tiempo en que el viejo Reino tuvo un territorio muy extenso. Además, muchas veces se dice que esos límites se debían a la dominación y la conquista de los reyes navarros, y nada más lejos de la realidad, porque todo ese territorio lo ocupamos enseguida, en treinta o cuarenta años. En aquellos tiempos, en los que todo se solucionaba a base de espadazos, estas tierras se integraron rápidamente y sin grandes problemas porque sus habitantes compartían un estrato cultural, un mismo idioma…

¿Tenían la sensación de formar parte de un todo?

Sí, y hay hechos que lo demuestran. Por ejemplo, incluso 200 años después de que La Bureba fuese conquistada por Castilla, los comerciantes de la zona pidieron al rey que les diera permiso para hablar en euskera en los mercados. Aquí no sólo estamos hablando de castillos y de libros de historia, sino también de lo que realmente era una cultura. Ése ha sido nuestro afán principal con éste y con el resto de los libros de la colección.

En definitiva, ¿se trata rellenar los huecos que la historia contada hasta ahora ha ido dejando?

Es la idea principal. Nos hemos metido en un ámbito del que apenas se había escrito nada. Se conocían los límites del Reino, cómo llegaron los reyes… Pero nosotros hemos ido más allá, a buscar y plasmar la historia física. Es decir, no se trata de hablar de un lugar en la distancia y en cuatro líneas, sino que de acercarnos a él, sobrevolarlo, ver las piedras y mostrarlas. En definitiva, lo que hemos pretendido con todos nuestros libros es que la gente palpe la historia de Navarra a través de fotografías y de documentos; que no se quede en una simple mención.

De todos los castillos que analiza en este tomo, ¿cuáles son los que más le han llamado la atención?

Hay algunos castillos espectaculares. Por ejemplo, en La Rioja quedan los de Nájera, que están muy bien, y el de Clavijo, que es precioso, al subir el monte te encuentras sólo con un muro, y detrás no hay nada, sólo el precipicio. Además, ver las construcciones de la costa, la de Castro Urdiales y otras, resulta curioso.

Como en otras ocasiones, y como plasma en el libro, la fase de documentación habrá sido muy intensa.

Sí, hacemos un estudio de todas las tenencias y los tenentes desde tiempos de Sancho Garcés hasta Sancho el Sabio. Analizamos todas las fortificaciones y estudiamos cómo estaban ubicadas en determinados puntos para proteger las fronteras. El trabajo de bibliografía, de lectura de libros y de documentos históricos siempre es muy intenso.

Sin olvidar lo importante que son las fotografías, en especial, las aéreas.

Sí, y nos hemos encontrado con situaciones curiosas, porque, por ejemplo, cuando visitamos la sierra de Toloño, la gente de Laguardia nos decía que estaba sorprendida porque los aviones militares de la base de Logroño tenían prohibido volar por allí porque hay unas corrientes que ascienden y descienden muy bruscamente contra las peñas. Y nosotros lo hicimos con el autogiro, que es una cáscara de nuez, revoloteando por la zona. Esto de los vuelos tiene su dosis de peligro y de aventura, pero lo importante es el resultado final.

Un resultado final, el de los cuatro libros, que ha tenido una excelente acogida por parte del público. ¿Se esperaba semejante éxito?

Esperaba que el primero tuviera aceptación, porque, al fin y al cabo, a todo el mundo le gusta que hablen del castillo de su pueblo. Pero, al final, parece que la colección ha enganchado. Creo que, en parte, es porque la política actual intenta marcar las fronteras entre lo que hoy es Navarra, Guipúzcoa, Aragón, La Rioja… con la intención de diferenciar claramente los territorios. Y lo bueno que tienen estos libros es que no tienen fronteras; nos da igual que un castillo esté aquí o en Guipúzcoa, lo consideramos por igual. Quizá ése ha sido el éxito de la serie, que se ha saltado las fronteras artificiales y políticas y ha abarcado un territorio cultural, y los castillos son sus mojones.

¿Qué balance personal hace de todos estos años de trabajo?

El balance es positivo, porque hemos abordado una temática que apenas se había tratado. Y lo que más me satisface es que, de algún modo, hemos animado a ayuntamientos a realizar trabajos de rehabilitación y de recuperación de su patrimonio. Saber que hemos completado el trabajo es agradable y en este punto quiero dar las gracias a la editorial (Pamiela), porque, de entrada, era una apuesta arriesgada y cara y la hicieron.

¿Y ahora qué?

De momento, después de hacer cuatro libros en tres años, toca un poco de descanso. Por supuesto, seguiré con otras investigaciones, porque en la historia de Navarra quedan muchos temas por estudiar y difundir, y este formato es muy interesante, pero no tengo nada concreto aún.

http://www.noticiasdenavarra.com

Información sobre el autor

Libros de Iñaki Sagredo

Posted in Pamiela etxea | Tagged | Comments Off on “Los libros han tenido éxito porque nos hemos saltado las fronteras políticas para hablar del territorio cultural”

Miren Eraso gogoan

Miren ErasoMiren Eraso, donostiar arte historiagile eta dokumentu kudeatzailea hil berri da Oiartzungo bere etxean (2009-12-17).
Arte munduan aritua eta aditua, batez ere Donostiako Arteleku zentroan: 1990 urteaz geroztik dokumentazio saileko arduradun, 1995tik aurrera Zehar aldizkariko zuzendari, 2007an, azkenik, Artelekuko zuzendari 2008a arte. Azken urte honetan lanean zebilen Gasteizko Montehermoso kulturgunearen Mediateca sailean eta VIVA arteari buruzko edizio ekimenean (bertan, besteak beste, Erlea aldizkariarekiko elkar-laneko aukera aurreikusten zuen).
Bost urtez (2002-2006) Kulturaren aldeko Euskal Fundazioaren babesarekin Pamielak antolatzen duen Juan Zelaia saiakera sariko epaimahaikoa izan zen. Pamielakoengan utzitako oroitzapena beterik dago, adiskidetasunez gain, haren sentsiberatasun eta pertsona mailaz, kultur ikuspegi aberats eta zabalaz, erantzukizun zentzuaz.
Hutsune handia utzi du gure kulturgintzan.
Milesker Miren, eta ez adiorik.
Miren Eraso arte sustatzaile donostiarrari, azken agurra (Gara)
Azken agurra eman diote Miren Erasori (Berria)
Posted in Pamiela etxea | Tagged | Comments Off on Miren Eraso gogoan

Los libros

Javier Eder

Javier Eder

iphone

un día, por qué no, eso que ahora llaman “libros electrónicos”, aunque su electrónica sea rudimentaria y de libros no tengan más que la forma aproximada, quizá sean objetos casi tan extraordinarios como los libros de verdad. Eso será un día, aunque nada indica que ese día vaya a ser mañana ni pasado. Quizá dentro de un año o dentro de tres alguien que trabaja en la oscuridad de un garaje nos presente algo que produzca remotamente la sensación de tener en las manos un invento casi tan extraordinario como el libro. Aun así, a los aparatos electrónicos reproductores de textos -por el momento de texto en bruto y presentado muy a lo bruto-, ésos a los que con poca propiedad y bastante precipitación llamamos “libros electrónicos”, les espera mucho camino por andar. Si son un buen invento, su camino tal vez sea tan largo como el de los libros. Los libros, que en el último medio milenio han evolucionado poco porque es difícil mejorar la inmejorable, no sólo son uno de esos inventos por los que creemos que nuestro paso por el mundo como especie pensante no ha sido completamente en vano: son, precisamente, el invento con el que el pensamiento y la imaginación tratan de durar en el tiempo. Por descontado que cualquier ayuda -electrónica o no- en esa aspiración les vendrá bien. Ya no como medio de trasmisión de los sueños y de las ideas, sino como idea misma, el libro tiene una larga historia. Tiene su renacimiento en el Renacimiento, donde las reglas de oro que rigen la forma ideal de la lectura -de la disposición del negro sobre el blanco- quedan establecidas para siempre; tiene una Ilustración, cuyos sueños comparte, y ha evolucionado junto a todos y cada uno de los movimientos artísticos de la modernidad. Pero sobre todo, como notará cualquiera al abrir un viejo libro que signifique algo para él, el libro se ofrece a los sentidos, a la vista, al tacto, al olfato y al gusto -al menos al gusto estético- como no pueden ofrecerse otros objetos.

Posted in General | Tagged | Comments Off on Los libros

La aconfesionalidad del Estado, vírgen y mártir

Victor Moreno

(Este artículo, que analiza el fallo del Tibunal Superior de Justicia de Castilla y León sobre la presencia de los crucifijos en los centros escolares, forma parte del nuevo libro que prepara Víctor Moreno, Los obispos son peligrosos, y que será publicado a comienzos de 2010.)

Con la aconfesionalidad del Estado ha ocurrido como con cantidad de artículos de la Constitución. Plasmados teóricamente en el texto, no han gozado de un desarrollo pragmático en decretos gubernamentales. Es incomprensible que el principio de aconfesionalidad del Estado naciera en 1978, porque, por lo que hemos visto, sigue siendo una criatura que no ha desarrollado ninguna de sus vísceras ni órganos.

Una aconfesionalidad por la que el Gobierno socialista actual apenas ha movido carta  valiente alguna. Su táctica ha sido la del cangrejo de río, en proceso de extinción. Cuando surgía un conflicto, surgía del agua amenazando que se iba a comer a todo el mundo. Pero, bastaba con que la obispada y la derecha reaccionasen, se asustaba, y de qué modo, volviéndose retráctil a su  cómodo refugio pétreo. Las declaraciones del gran Cangrejo, o sea, del presidente del gobierno, así lo evidencian. Después del revuelo, organizado por la sentencia de Estrasburgo, España, dijo, “mantendría sus crucifijos en las aulas”.

Los católicos, en lugar de callar, se subieron a la parra. Y no cesaron de vociferar de que, “si en Europa no quieren los crucifijos, aquí tiraremos al monte para defenderlos”. Y el Gobierno, que considera el asunto de poca monta, callará o se permitirá algún cínico comentario por parte de algún ministro.

Por ejemplo, llegará  a afirmar incomprensiblemente que la presencia de los crucifijos en los colegios es ya residual. ¡Como si sólo estuviera presente en una sola escuela! Curiosamente, su presencia no anecdótica en las comunidades autónomas donde gobierna el PSOE; en las escuelas abundan nazarenos crucificados presidiendo las aulas. Aclarará, también, el gobierno que, si se dan cambios, no será por él. Todo dependerá, como hasta ahora, de que algún padre se rebote y lo denuncie. Actitud que bien podemos calificar como la política del avestruz de Zambia, la única que en el mundo esconde su cabeza en el suelo.

Este ejecutivo socialista enseña tanto el plumero que lo único que se atreverá a sostener es que en los centros concertados de ideario católico, aunque reciben financiación pública, las cruces seguirán blindadas por el Concordato con la Santa Sede, y eso que lo tiene catalogado como anticonstitucional. En definitiva, demostrará obrar más por miedo que por convicciones democráticas o constitucionales.

Y eso que El Ministerio de Justicia afirmaría, supongo que lo diría para la galería de sus correligionarios, que la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que ordenaba la retirada de los crucifijos de las escuelas públicas de Italia “será tenida en cuenta” en la tramitación de la Ley de Libertad Religiosa. Sin embargo,  la futura norma, ya “congelada” y a la espera de “un momento político oportuno”, no ordenará de forma expresa la desaparición de crucifijos de las aulas públicas, ni alterará, menos aún, los hábitos de los concertados.

Para el profano es difícil entender toda esta situación, lo más parecido a un esperpento político. Porque la retirada de símbolos religiosos en las escuelas públicas es cuestión ya obligada en España por una sentencia del Tribunal Constitucional de 1982 (BOE. 9.6.1982).  En un estado aconfesional, que es en el que formalmente vivimos, situaciones como las vividas en el colegio público Macías Picavea no deberían haberse dado, porque ya están resueltas, precisamente, por ley. Pero se dan.

Hablando de este caso, el TSJ de Castilla y León, no sólo contradecirá la aconfesionalidad del Estado, sino que se pasaría las sentencias del Tribunal del Constitucional y del Tribunal de Estrasburgo por donde suelen hacerlo ciertos jueces: por el embudo de los escrúpulos de su moralidad y de sus creencias.

El 14 de diciembre de 2009, el citado tribunal castellano dictaría sentencia sobre la retirada de los crucifijos de la escuela Macías Picavea. Quien lea dicho texto, seguro que no encontrará jurisprudencia más descabellada y más torticera. Revela, una vez más, que los criterios morales de quienes la han dictado pesan mucho más que la propia jurisprudencia.

El Tribunal establece la retirada de los crucifijos, pero sólo cuando los padres lo soliciten y sólo para ese curso. ¿Y el que viene?  ¿Dependerá de la actitud de los padres y del consejo escolar? O sea, vuelta al Jurásico.

Sigue olvidando este tribunal que los padres no tienen por qué solicitar nada en este aspecto. Un lugar público es, por definición, aconfesional; por tanto, no tiene, por principio categórico constitucional, que hacer alarde, discreto o desaforado, de ningún símbolo religioso. Quien lo pretenda, sólo busca la confrontación o imponer a los demás sus creencias religiosas, o lo que sean. Si un padre solicita la retirada de un símbolo religioso de una institución pública lo que está denunciando es la falta de respeto de esa institución por el texto constitucional que consagra la aconfesionalidad del Estado. Denuncia la dejación política y legal por parte del Estado.

Añade la sentencia una coletilla que, más que risa produce indignación y tristeza, a saber, que “siempre que la petición revista las más mínimas garantías de seriedad se procederá a la retirada inmediata de los símbolos del aula donde estudie el alumno y de los espacios comunes”.

Me pregunto si quien ha dictado esta sentencia es un juez, o un árbitro de fútbol, con todos mis entusiasmos respetuosos por este último. ¿“Mínimas garantías de seriedad”? ¿Una petición basada en el principio de aconfesionalidad del Estado no es seria? ¿O es que, acaso, quienes solicitan la retirada de los crucifijos de las instituciones públicas lo hacen por gusto, para pasar el rato o por hacerle una gracia al Estado de Derecho? Si el Estado de Derecho se respetara a sí mismo, tendría que dedicar un monumento público a las personas que, jugándose el tipo, defienden, precisamente, una de las características esenciales de dicho Estado de Derecho: la aconfesionalidad. Porque, gracias a estas personas, es como avanza la democracia en este país.

Quizás el tribunal haya intentado contentar a las dos partes en litigio. Si es así, habrá que convenir en que no ha obrado conforme a Derecho, sino siguiendo orientaciones ideológicas espurias acerca de los símbolos religiosos. Seguro que la Junta de Castilla y León y la asociación E-Cristians, que recurrieron la sentencia 288/2008 del Juzgado número 2 de Valladolid que obligaba la retirada de los símbolos religiosos del colegio público Macías Picavea de Valladolid, se habrán sentido más contentos que unas castañuelas de Córdoba. Desengáñense. Cuanto más contento experimenten, más lejos se hallarán de respetar el Estado de Derecho, que les permite, incompresiblemente, tirar piedras contra él mismo.

Su recurso no era sólo una ingenua defensa de un símbolo religioso anodino e inocuo, de los que no hacen daño a nadie, como torpemente decía el consejo escolar de dicha escuela y algunos comentaristas en posesión de un pensamiento, si no anticonstitucional, sí preconstitucional. Su recurso era, en realidad, un ataque directo al principio de aconfesionalidad, el único principio que, aplicado a todas las partes por igual, garantiza el equilibrio y la cohesión social y no menoscaba ningún sentimiento ni creencia o no creencia.

Cuando el tribunal del Juzgado nº 2 de Valladolid mandó retirar el crucifijo  contra el acuerdo del Consejo Escolar, lo hizo porque, en efecto, éste no tiene ninguna capacidad jurídica para decidir si en un centro público tiene que haber símbolos religiosos o no. En un Estado Aconfesional, se da por sobreentendida dicha ausencia. Lo contrario sería anticonstitucional.

Esta sentencia llega apenas un mes después de que la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo estableciera que la presencia de crucifijos en las aulas italianas “vulnera la libertad religiosa de los alumnos” e impide que los padres puedan educar a sus hijos según sus convicciones.

Pues bien, el TSJ de Castilla y León estimaría, para mayor aclaración de sus intenciones, que la sentencia de Estrasburgo es “un juicio interpretativo a seguir”, pero que su influencia en el ordenamiento español “ha de ser ponderada”.

¿Ponderada? Toda ponderación tiene que servir para dictar una sentencia justa. Nada más.  Dictar sentencias en función de las posibles  consecuencias que puedan ocasionar en la población es tan ilusorio como peligroso. Ello supondría que el fundamento de dichas sentencias no sería jurídico, sino ideológico, político o, mucho peor, moralizante. Quien así actuase haría merma de su función específica como juez, que es la de juzgar justamente, y no con sentencias pedagógicas o moralizantes.

Esa “ponderación” –jamás basada en términos jurídicos, sino ideológicos o morales-,  le llevará al TSJ castellano-leonés a sostener que “la vulneración del derecho responde a un conflicto “personal”, y que sólo si hay una petición expresa “deberá ceder el derecho de la mayoría, canalizado a través de la decisión escolar. (…). La opción laicista supone una confrontación de derechos temporal y objetivamente ilimitada, ya que la presencia de símbolos religiosos en nuestro país es “extraordinariamente numerosa”.

Curiosamente, el corolario final es de una lucidez que no parece que las premisas anteriores parezcan haber sido elaboradas por un mismo juez. Dice así la conclusión: “sólo mediante las limitaciones recíprocas de los derechos de todos se podrá hallar un marco necesario de convivencia”.

Precisamente, es el principio de aconfesionalidad constitucional quien evitará limitar o extender derechos, puesto que nadie los tiene en  este tipo de situaciones, en las que las partes, unas más que otras, consideran tenerlos.

Una aplicación pura y dura del texto constitucional no daría lugar nunca a este tipo de situaciones. No se trata de confrontar opciones o derechos laicistas –que en este caso no lo son, sino aconfesionales- y derechos y opciones cristianas. Se trata de aplicar a un espacio común, público, la legislación existente al respecto. En este sentido, la aplicación de la aconfesionalidad es la única garantía de que ninguna opción será vulnerada. No puede haber conflictos, y menos entre derechos –como dice la sentencia del TSJ-, puesto que la misma aconfesionalidad no se los reconoce a nadie. Y quien los pretenda para sí mismos, estará conculcando dicho principio de aconfesionalidad.

No obvio que son los poderes públicos los que han permitido tal situación por no haber sido celosos en la aplicación de esta aconfesionalidad. De haberlo hecho, nadie, ni los presuntos laicistas ni los cristianos, se habrían enfrentado en una lucha de derechos que constitucionalmente nadie tiene, o todos tienen, como se guste.

En el caso que nos ocupa, los ministros de Educación, tanto el actual Gabilondo como su predecesora Mercedes Cabrera, lo único que han hecho es demostrar su ignorancia supina acerca de la doctrina existente sobre este asunto. Que tanto Gabilondo, como en su tiempo Cabrera, asegurasen que el Gobierno, en estas cuestiones, no quiere tomar partido y que deja estos asuntos en manos de los Consejos Escolares, es motivo más que suficiente para que el ejecutivo los hubiese cesado en el cargo de forma fulminante. Pues la doctrina del Tribunal Supremo es contundente: los consejos escolares no son competente en estos asuntos y deben mantener su carácter laico.

La falta de una ley específica sobre símbolos religiosos, como la que sí hubo en la II República, tiene mucho de culpa en que los padres, en uno u otro caso, se vean obligados a padecer un tortuoso camino legal.

Pero lo más lamentable es que no parece que la elaboración de dicha ley sea una prioridad para el Ejecutivo. Y menos mal que “profundizar en la laicidad del Estado”, estaba presente en el programa electoral del PSOE. ¿Quizás en el próximo Neolítico?

Sobre el autor del artículo:  Victor Moreno

Libros del autor: Pamiela.com

Pobre José

Cartel colocado por una iglesia anglicana en Nueva Zelanda, que representa a María y San José en la cama, éste con la cara compungida, y con el título «Pobre José. Debe ser duro ir detrás de Dios». Los católicos han montado en cólera y se ha organizado una polémica que traerá cola.
Según El País:
«La portavoz de la diócesis de la Iglesia Anglicana en Auckland, Lyndsay Freer, ha criticado la imagen porque a su juicio implica que María y José recurrieron a las relaciones sexuales para concebir a Jesús, algo “inapropiado, irrespetuoso y ofensivo hacia los cristianos”.
“Un cartel así es más propio de un grupo anticristiano que quiere mofarse de la divinidad de Dios”, ha declarado a la radio nacional. Freer ha señalado que la concepción de Cristo es una importante cuestión teológica que no puede ser analizada a la ligera, por lo que la estrategia de Cardy “no generará ningún debate inteligente sobre el tema”. A las pocas de levantarse la marquesina ya ha sufrido pintadas de radicales y vándalos, mientras cientos de fieles han defendido y atacado casi a partes iguales la iniciativa a través de mensajes escritos en la página de la iglesia

Al respecto del sufrido y paciente José, reproducimos un chiste sobre su papelón histórico:

Estaban en la eternidad del cielo todos los santos aburridos de tanta felicidad, y San Pedro le comentó a Dios la conveniencia de organizar algo para mejorar el ambiente. Le pareció bien a Dios la idea y le encomendó organizarlo. A San Pedro, tras pensarlo mucho, se le ocurrió una idea y lo comunicó a la santa concurrencia: «Hemos pensado que para divertirnos un rato vamos a organizar una cacería…». Sin terminar, el santoral se puso en pie dando vivas de contento. San Pedro les hizo callar para avisarles, gravemente, de cumplir una norma sagrada: «Podéis cazar cualquier tipo de animales salvo uno, la Paloma. Si por casualidad se pone a tiro dejadla en paz».
Todos asintieron mientras salían de excursión.
En un momento de la cacería apareció la Paloma y todos enmudecieron mientras observaban su vuelo.
De pronto, suena un disparo y la paloma cae al suelo fulminada, ante la mirada atónita de los presentes.
San Pedro no da crédito a lo sucedido, mientras malhumorado increpa a los presentes: ¿¡Quien diablos (con perdón) ha sido!?
La multitud, al unísono responde: ¡¡¡San Joséeee!!!
San Pedro le pregunta por qué lo ha hecho y San José le responde muy digno: «Es que hay cosas que un hombre no olvida fácilmente…».

Rouco Varela apadrina el ayuntamiento socialista de Baena.

Un ejemplo de la «convicción» con la que el socialismo está dispuesto a hacer cumplir lo que establece la Santa Constitución respecto a la «aconfesionalidad» del Estado, y en concreto de los crucifijos, la tenemos en el Ayuntamiento de Baena, cuyo alcalde socialista deja manco a Rouco Varela y a los kikos, como se puede comprobar en el siguiente vídeo.

Posted in General | Tagged | Comments Off on La aconfesionalidad del Estado, vírgen y mártir

Murcia no es Pamplona

murcia

Patxi Xabier Latorre Hurtado

El otro día sentí ganas de ser murciano. De ser un ciudadano más de esa comunidad tan cercana en lo alfabético y tan lejana en lo geográfico. Si sabré yo esto último, que llevo tragadas decenas de miles de kilómetros en el Bilman. El caso es que el otro día sentí sana envidia de los murcianos. Fue cuando escuché que finalmente el sentir mayoritario de los murcianos, y el sentido común, habían logrado ganar la batalla a los intereses particulares. Yo no sé si los políticos de aquella comunidad son mejores, igual de malos o peores que los nuestros. Sólo sé que, siquiera por una vez, estuvieron muy por encima de éstos. Me refiero a lo sucedido con el aparcamiento subterráneo proyectado en el jardín de San Esteban.

Las excavaciones realizadas en dicho emplazamiento han sacado a la luz los restos arqueológicos de la ciudad árabe de los siglos XII y XIII. Lo cierto es que, in situ, resultan espectaculares. Más espectaculares que los restos arqueológicos que aparecieron años atrás en la plaza del Castillo, si bien estos últimos podían presumir de contener elementos correspondientes a todos los periodos de la historia de Pamplona.

Pues bien, la contestación social, que allá sí ha contado con el respaldo de los jueces, ha conseguido en Murcia lo que no consiguió en su día en Pamplona. La paralización de las obras, la renuncia a construir el aparcamiento y el compromiso de incorporar tales restos arqueológicos al patrimonio de la ciudad. Y eso que dicha contestación ha distado de ser tan importante como lo fue aquí. En Murcia se han visto cadenas humanas, pero no grandes manifestaciones. Se han recogido firmas -y la mía fue una de ellas, pues la cultura no entiende de fronteras-, pero estoy convencido de que no han alcanzado las 26.000 que se recogieron aquí. Pero lo han conseguido. (…)

Seguramente hoy muchos murcianos habrán recuperado la confianza en que la democracia significa atender a los deseos de los ciudadanos. Los pamploneses, los navarros en general, seguiremos creyendo, por el contrario, que el que manda, manda. Y que el que manda no somos precisamente nosotros, los ciudadanos. Me alegro por los murcianos. Me alegro por mí mismo, que tengo un pedacito de mi corazón allá, en Murcia. Aunque dicha alegría lleve implícito el lamento de que si en Pamplona, en Navarra, hubiéramos tenido mejores gobernantes, unos gobernantes más sensibles a la opinión popular…

www.noticias de Navarra.com

El parking NO se construirá:
Posted in General | Tagged | Comments Off on Murcia no es Pamplona

Guindillas para el gallinero

Pedro Esarte

Pedro Esarte Muniain

Por la época que me ha tocado vivir, he sido testigo de la columna ideológica llamada Desde el gallo de San Cernin, en el periódico que transmitió la única idea política permitida durante los 40 años de dictadura.

Quien firma como “Ollarra” (gallo) desde hace tantos años (muchos de ellos siendo director de la citada tribuna), escribe para su parroquia con una prosa hiriente, que deambula entre lo cínico e irónico de la política de sótano. No se puede acusar  a otros de utilizar la historia como manipulación política, exculpándose de la ideologización que empapa sus artículos.

En el recientemente publicado, “Amayur: historia y política”, sigue el propósito de hacer de la política una causa nefasta, a excepción de la que él mismo prodiga: “Sobre Maya o Amayur, se han escrito disparates llevados por el sectarismo y la ignorancia”. En su aportación de nombres de atacantes a la fortaleza, ofrece errores de bulto, como señalar a Mauleón con los castellanos, cuando fue defensor de Navarra.

Decir que “la corona de Castilla concedió a Navarra el statu quo de su carácter de reino propio”, es falsear la historia a favor de la tesis del ocupante y mentir a los navarros. Así como tratar de “ridículo que el episodio de una guerra civil a los 500 años se utilice como dardo político … –e- inadmisible que los que atacaron el reino, se cambien de bando por conveniencias circunstanciales”, es amontonar tantas falsedades como palabras incluye.

La conquista de Navarra no fue una guerra civil, sino una ocupación militar. En cuanto a su manipulación política actual, ninguna mayor que la que promueve el gobierno oficial de Navarra, con Comisión incluida al efecto. Quienes atacaron al Reino fueron los castellanos, y quienes podrían haber cambiado de bando, son quienes defienden que los hechos consistieron en la unidad voluntaria de Navarra a Castilla, frente a la realidad de más de 12 años de resistencia armada y varios siglos de ocupación violenta.

Pero los errores que pretendo reseñar, son los del libro que recomienda Ollarra a sus adeptos. “El estudio mas serio que no he visto citado por nadie –expone Ollarra– es Amayur 1522 de Javier Gallástegui. El libro, añade, “prueba sin réplica, la reacción que tuvieron la gran mayoría de caballeros navarros que acudieron con sus mesnadas a atacar Maya”.

Pero la realidad es bien distinta. El libro de Gallástegui cita como caballeros a los navarros que fueron obligados a llevar carretas y cabalgaduras, utilizándolos para llevar a los lectores a su tésis. Mal trago para los que sufrieron dicha humillación, si hubieran conocido la tergiversación histórica posterior, colocándolos interesadamente al servicio de sus conquistadores.

Todo el peso de la experiencia periodística de Ollarra durante décadas, se vuelca al servicio de Gallástegui, con alabanzas y recomendaciones para su libro, al que, curiosamente, no le aprecia intencionalidad política alguna. Un refrán dice que las medias verdades son peor que las mentiras, y debemos reconocer que, lamentablemente, tras la ocupación de Navarra, hubo quienes habiendo luchado en su defensa, se vieron forzados a utilizarlas para poder regularizar su situación y no perderlo todo.

Las consecuencias de aquellas circustancias se pueden apreciar en los relatos existentes. Hubo quien aseguró que podía presentar hasta 400 nombres de guipuzcoanos que combatieron en Belate. Pero la lista no provenía de los cohetáneos a los hechos, sino de hijos, nietos y demás que, buscando gracias y mercedes de quien les gobernaba, alardearon de que sus ascendientes combatieron allí. Una batalla que, como tengo escrito, nunca se produjo.

Por tanto, el trabajo de Gallástegui en Simancas, falto de fechas, constituye una colección de auto-alabanzas presentadas ante los gobernantes, por personajes que aspiraban a mejores puestos y, para lograrlo, fingieron antecedentes familiares de servicios a la causa del ocupante.

Sirviéndose de datos, sin un análisis del momento, fechas, intereses y consecuencias, construye su manipulado relato histórico a base de los mencionados. Contradiciendo la ley matemática de que no pueden sumarse objetos diferentes, tanto Ollarra como Gallástegui, suman nueces y castañas con mandarinas y limones, y en el resultado les salen frutas, quedándose tan frescos sin ofrecer mayor detalle.

Imposible aportar en un artículo de prensa la amalgama de tergiversaciones que Gallástegui conforma para que le cuadre su idea de que el agresor fue quien se defendía y el agredido era el ofensor. Las órdenes de militarización dadas por el virrey, con amenazas de multas, embargos y prisiones, no le impiden a Gallástegui hablar de la voluntaria adscripción de navarros como fuente principal de combatientes a favor de Castilla, obviando que el peso militar empleado contra Navarra en Amaiur consistió en cerca de 10.000 soldados profesionales al servicio del emperador.

Hasta las demandas de agravios las convierte en graciosas mercedes, cuando sólo fueron vanas promesas o evasivas respuestas. Y respecto a la Inquisición, convierte las gestiones que se llevaron a cabo para evitarla en argucias que trataban de eludir las leyes impuestas.

En fin, el libro recomendado por Ollarra en calidad de no político, también falsea los hechos cuando sitúa a 177 sangüesinos prestando el alarde para acudir al mandato del virrey en el castillo de Amaiur, el 21 de julio de 1522, fecha en la que sus ocupantes ya se habían rendido.

Y lo hace mas claramente, además, cuando sitúa al mariscal de Navarra sirviendo al rey católico en 1507 y 1508, cobrando emolumentos de 100.000 maravedíes anuales. El error, que no me consta sea producto de su pasión ideológica o deseo verdadero de engañar, es que el hecho asignado corresponde a Pedro Navarro, alias Bereterra, roncalés que sirvió al citado rey en Italia los años anteriores.

El problema mayor para Navarra y los navarros, es que el citado libro es materia de enseñanza en la Universidad del Opus Dei desde el curso de 2005-2006, sin que este libro, anti-navarro donde los haya, sea retirado por el gobierno oficial de Navarra, tal como le correspondería actuar con semejantes libelos.

Es lamentable que quienes niegan el valor político de la historia, se aprovechen de ésta para realizar lo que critican en otros. El fin político del artículo y del libro, aparte de la multitud de groseras falsedades, queda totalmente en evidencia.

Posted in General | Tagged | Comments Off on Guindillas para el gallinero

Iñaki Sagredo rescata los castillos de la época de Sancho el Mayor

– Reúne unas 50 fortalezas situadas en las actuales provincias de La Rioja, Burgos y Cantabria

Imagen Diario de Navarra

Imagen Diario de Navarra

Durante tres siglos, el Reino de Navarra llegó a abarcar las actuales provincias de La Rioja, Burgos y Cantabria a través de un sistema defensivo basado en las “tenencias” o comarcas gobernadas por un noble que protegía ese territorio con uno o varios castillos. Llegaron a ser en torno a medio centenar de fortalezas que el irundarra Iñaki Sagredo ha rescatado en su cuarta y última entrega de la colección Navarra. Castillos que defendieron el Reino.

En este tomo, de casi 300 páginas, su autor se centra en las regiones históricas de La Rioja, La Riojilla, La Bureba y Cantabria. “A partir del rey Sancho el Mayor, los monarcas navarros que se sucedieron hasta el siglo XVI siempre trataron de recuperar aquellos territorios”, señala Iñaki Sagredo. Tampoco hay que olvidar que Nájera llegó a convertirse en la residencia de la corte pamplonesa, precisamente por su situación privilegiada dentro del Reino. “Se conservan muy pocos restos de lo que fue el castillo-palacio”, admite Sagredo, que aprovecha para reconstruir la historia de Navarra a medida que rescata cada fortaleza. “He sentido la emoción de poder encontrar lo que dicen los documentos en algo tan tangible como las piedras de esos castillos”, comenta. Más de 650 ilustraciones y fotografías a color dan fe de ello. Incluso llegó a realizar media docena de vuelos en autogiro para tomar imágenes desde el aire. Entre los castillos más espectaculares destaca el de Clavijo, en las cercanías de Logroño. Se trata de una fortaleza de origen árabe, “como el 80% de las que pertenecen a La Rioja”, apunta. Clavijo es también un ejemplo de que los castillos se llegaban a fundir con el peñasco. Así, en uno de los lados de la fortaleza no hay apenas muros al construirse sobre un inaccesible precipicio. El también riojano castillo de Cellorigo se encajó entre varias agujas de peñas que hicieron de torres defensivas. A la hora de reconstruir los episodios históricos, Sagredo propone la teoría de que la batalla de Valdejunquera (920), que corresponde a la época de las incursiones árabes, no se libró en las cercanías de Pamplona, sino en territorio riojano.

“Hemos llegado a la conclusión de que tuvo lugar en Mues y no en Muez, como suponían la mayoría de los historiadores”. Para ello han reconstruido la ruta “lógica” que siguieron las tropas musulmanas. “Además, durante la batalla, Muez y su castillo habrían quedado en la retaguardia musulmana, por lo que era imposible que los cristianos que sobrevivieron se refugiaran allí. Lo lógico es que buscaran refugio en una defensa situada en su retaguardia, lo que sí se cumple en Mues”, apunta. Como parte de la investigación histórica, la obra incluye un estudio de la toponimia vasca del territorio.

Posted in Pamiela etxea | Comments Off on Iñaki Sagredo rescata los castillos de la época de Sancho el Mayor

Facebook

Ahora puedes seguirnos en Facebook:

Facebook

Facebook

Posted in Pamiela etxea | Comments Off on Facebook