Fragmentos recogidos del diario Público (16/04/2010)
Sanguineti (Génova, 1930) formó parte de la generación de intelectuales italianos con Pasolini, con los cineastas neorrealistas y con los escritores del Gruppo 63, neovanguardistas…
«Desde los años setenta no ha habido ningún movimiento transgresor.» «Hemos vuelto a la tradición.» La causa de esta vuelta atrás «se debe a una visión más individual que no tiene aspiración de crear una nueva figura intelectual ni fundamentos políticos». Por ejemplo, «Lars Von Trier y Quentin Tarantino son muy interesantes, pero al final se quedan en elementos individuales. No crean nada colectivo».
No militó en el PCI, pero entre 1979 y 1983 fue diputado en la cámara de representantes italiana, aunque como independiente: «Es necesario que el escritor se implique políticamente, que tenga esta conciencia y que no se preocupe sólo de la literatura». «Porque, si no, se pierde la capacidad de contestación.»
La falta de conciencia de clase es la causa de que hoy «no se enfoquen bien los problemas sociales. Ocurre con el feminismo: no se parte de la idea de que la hija de Berlusconi no es igual que la hija de un obrero. Así, al final, el tema de las mujeres se convierte en una categoría de mercado o de modas».
Sanguineti llama la atención de que escritores como Balzac, Elliot y Pound, «eran de derechas, pero realistas y críticos con la burguesía». Pero los socialistas, «siempre decían que todo iba bien. Si me tengo que quedar con algún escritor, sería con Gramsci y Benjamin».
«Desgraciadamente, ya no existen posiciones socialistas en el mundo.» «Obama no me gusta. Es una marioneta del capital. Le pusieron para superar el conflicto entre blancos y negros, pero en EEUU nunca habrá un buen presidente.»
¿Y qué podemos hacer?: «Hay que enseñar a los niños en qué consiste la muerte. La conciencia de que morimos es lo que nos diferencia de los animales. Y otra cosa muy importante: no son los padres los que deben preocuparse tanto de los hijos, sino al revés. Son estos los que tienen que vengar el sufrimiento de los padres».