Presentación de la sexta edición de “Quousque Tandem…!”
de Jorge Oteiza (Pamiela, 2009)
Iñaki Arzoz
¿Un libro necesita una operación de rescate?
Al parecer el libro más célebre de Oteiza necesita una improbable Operación Quousque tandem (QT), como las que el escultor oritotarra emprendió a lo largo de su vida…
Una operación de relectura crítica y actualización, que empieza por la reedición de un libro (casi) agotado o editado de manera cuestionable.
Pues de lo que no cabe duda es que el QT es un libro fundamental, que se resiste a ser clásico para no perder vigencia.
Para los artistas vascos y gentes de la cultura de los 60/70 supuso una verdadera revolución cultural, una recuperación de la cultura vasca, una conexión de nuestra cultura ancestral y étnica con los códigos modernos.
Podemos decir sin temor a exagerar que QT fue el motor de nuestra modernidad cultural; la piedra de toque sin la cual no habría cultura vasca moderna como tal. Y a partir de ahí una fuente de inspiración para numerosos creadores: artistas plásticos, escritores, músicos, cineastas, etc.
Para los artistas de mi generación, que leímos el libro más tarde, en los 80/90, tuvo un gran impacto, pero cuando ya declinaba la visión vasquista del arte, que nos obligaba a problematizar la figura de Oteiza y la práctica artística.
Para algunos supuso, directamente, tras la aceptación del fin de un ciclo del arte (el propósito experimental) el compromiso con una forma diferente de entender y hacer arte, a través del nuevo arte popular o el activismo cultural y político.
He de reconocer que, probablemente, para bien o para mal, QT ha sido el
es libro más influyente que he leído: cambió mi visión del arte (y de la vida) en una etapa de formación y le dio un sentido diferente, inesperado… trasmutó mi vocación de pintor en otra de artista múltiple que no necesita fabricar objetos artísticos…
¿Y qué supone o puede suponer para los jóvenes creadores ahora en 2010? Un enigma y un reto, al que pretende responder esta sexta edición, en cierto sentido, como ‘Operación QT’.
Mikel Laboa decía que QT era la “biblia euskaldun”. Estamos de acuerdo: la biblia de la cultura vasca moderna… pero de cualquier ‘biblia’ podemos ser interpretes ortodoxos, heterodoxos protestantes (así nos consideramos algunos) o simplemente ateos. Pero lo que está claro es que es preciso leer QT, ya sea para interpretarlo o negarlo o incluso para deconstruirlo…
¿Pero qué es QT para que haya tenido este impacto?
Formalmente es un libro singular, vanguardista, anárquico pero no caótico, una amalgama de textos diversos lleno de prólogos, sin paginación pero con numeración y con un sabroso índice epilogal e ilustraciones. Un torrente textual repleto de poderosas intuiciones estéticas y con un estilo salvaje de secreta melodía que te arrastra hacia un espacio nuevo…
Hacia una (entonces inédita) interpretación del alma vasca como reinterpretación/reinvención del estilo vasco como espiritualidad del vacío, donde se arriesga a explorar sin red ni mapas -estéticamente- ámbitos a los cuales no se puede llegar científicamente. Y de ese viaje radical surgen aproximaciones sobre el euskera prehistórico o sobre el bertsolarismo o su teoría fundacional sobre el cromlech microlítico vasco.
QT se convierte así, desde una iluminadora experiencia estética, en un libro sobre teoría del arte moderno, escrito por un artista (que escribe como tal) y , al tiempo, en un libro de contra-mística desde la estética que lanza al artista hacia el activismo político, hacia la ciudad.
El sentido y el valor de esta sexta edición
A nadie se le oculta que esta sexta edición es igual que la quinta, esto es, la última edición que dejó preparada Oteiza en Pamiela. Con el texto original, con su correcciones a mano, con sus últimos y polémicos prólogos como la apuesta por la paz a través del “Par móvil”… Pero no podemos ignorar (o sí) que entre tanto se ha publicado una ‘edición crítica’ del QT, preparada por la Fundación, que recoge esta misma edición, junto con una traducción al euskera y una introducción de Amador Vega.
En esta introducción se dice que QT es un “libro desigual”, “de torpe escritura, un “grito amargo”, “de intuiciones excesivas” y otras lindezas por el estilo…
Más que una introducción es una reconvención a Oteiza, donde se exhuman papeles y aparentes contradicciones para, finalmente, negarle el pan y la sal incluso como “ideario estético”, dejándolo reducido a una especie de curioso “texto autobiográfico”, de tan dudoso valor que nos extraña que el profesor Vega se haya dignado a explicarlo…
No vamos a negar el valor de las ediciones críticas, sobre todo, si están al servicio del autor y del lector y no si son simplemente ‘ediciones anotadas’ a mayor gloria del introductor, en este caso, un profesor de estética que demuestra conocer las bibliografías académicas pero saber muy poco y entender apenas nada de arte o experiencia espirituales, de cultura vasca o de Oteiza, aunque lo tenga delante…
Pero, no obstante, una edición crítica, por satisfactoria que sea es para los libros clásicos, históricos, que pertenecen al pasado y son pasto de los eruditos. Sin embargo, publicar esta sexta edición como edición no-crítica (tras la oficialmente crítica y definitiva) es una provocación en toda regla, pues significa decir: QT no es pasado, todavía es presente, presente irreductible, un libro todavía de plena y polémica vigencia, que a los que lo leímos en su día todavía nos interesa releer porque siempre hallamos cosas nuevas, un texto que nos seduce, nos inquieta, nos irrita, nos interpela…
Un libro, creemos, para una relectura crítica y colectiva, para debatir sobre arte contemporáneo y sobre nuestra identidad cultural, un libro para ofrecer a las nuevas generaciones como “escuela de tomas de conciencia”.
Así que ahí tienen la edición crítica, con sus tapas duras y su pretenciosa introducción como un sarcófago para enterrar a Oteiza. Y aquí tenemos la sexta edición de Pamiela, de tapas blandas, una edición popular y accesible, 100% Oteiza, acaso para que cada lector realice libremente su propia revisión crítica.
QT, en cualquier caso, uno de los pocos libros imprescindible de nuestro renacimiento cultural, que aguanta el paso del tiempo, como esos ancianos de mala salud de hierro.
El año 2007 celebramos el centenario de Oteiza que, salvo excepciones, fue un pobre centenario, pura cultureta conmemorativa. Y no nos gustaría insistir en esa línea sacralizadora que aspira a convertir a Oteiza en el faraón del arte vasco, para enterrarlo en su Fundación de Alzuza con sus divinos atributos, sus cajas vacías y su QT…
El QT, esta sexta edición, nos pertenece a todos, pertenece a nuestro tiempo, no queremos enterrarlo ni conmemorarlo, sino leerlo y disfrutarlo, criticarlo y debatirlo… ¡hasta la séptima edición!
Quousque tandem…“Quousque tandem…!”…
Hola Iñaki, tienes toda la razón, no debería de haber hablado en nombre de toda la juventud vasca, aunque puedo hablar en nombre de algunos. Además, con alguien como tú, que se autocalifica de “amigo genuino” de Oteiza (Operación Oteiza, página 14), alguien como yo, simple lector de sus libros, no puede discutir sobre Oteiza.
No es mi costumbre contestar en un blog a comentarios de poco fundamento, pero ya que el comentario de Mattin alude a un texto mío en un acto público organizado por una editorial, lo intentaré, por una vez.
No entiendo la alusión al ‘integrismo’, cuando precisamente aludo a “relectura crítica” o “problematizar la figura de Oteiza” y me declaro “protestante heterodoxo”. Oteiza no es Mahoma, ni falta que le hace.
Lo que se critica en el texto de presentación es la idoneidad de ciertas introducciones para ediciones críticas. Para mi, la de Amador Vega en la edición crítica de la Fundación, claramente, no lo es. En el texto y la rueda de prensa se habló justamente de lo interesante que sería organizar unas jornadas críticas o una publicación en torno al libro de Oteiza. Ese sería el lugar adecuado para verter ese tipo de opiniones y poder discutirlas.
Por otra parte está el derecho y la obligación moral a publicar el texto tal como quiso Oteiza, sin añadidos, que es lo que hace, con exquisito respeto, esta sexta edición de Pamiela.
Me sorprende que te proclames representante de la juventud a la hora de opinar sobre el libro de Oteiza. Conozco a jóvenes a los que no les deja “indiferente” ni les parece un “tostón ilegible”, al contrario, lo encuentran estimulante y hasta ameno. Cuestión de gustos, probablemente.
En fin, te recomendaría que releyeras el “Quousque tandem” y otros textos interpretativos y críticos que hemos publicado sobre Oteiza, antes de opinar a la ligera, pero me conformaría con que releyeras el texto de la presentación y tu comentario. ¿Le encuentras algún sentido?
Un integrista de la relectura
Jode, sois como los integristas que se mosquean porque alguien hace un dibujo de Mahoma. Y luego decís que “no nos gustaría insistir en esa línea sacralizadora…”.
Alguien dice lo que muchos lectores que leen hoy QT piensan, es decir, que es un tostón ilegible que en su mayor parte (no toda, hay partes increíbles) no dice más que tontería, y corréis a salvaguardar y a “defender” lo que habéis convertido en un acto de fe. QT tuvo su importancia en los 60/70, hoy a los jóvenes nos deja indiferentes (y eso si conseguimos acabarlo…)