jueves, 17 de mayo de 2012
El análisis de la intensidad de la limpieza política registrada en Navarra en la guerra civil por municipios permite otra visualización de la geografía de la misma, sobre todo al comprobarse que las apreciaciones sobre base comarcal se matizan un tanto porque, dentro de cada comarca, hubieron determinados pueblos que concentraron niveles mucho más altos que otros. Eso ocurre en Sakana con Alsasua, Ciordia y Olazagutía y también en la zona de la Ribera con los pueblos limítrofes con la Rioja, con una serie de pueblos situados al norte de las Bardenas y con varios pueblos del curso medio del Arga (Larraga, Berbinzana, Funes), a los que cabría unir Allo.
A través de una primera aproximación mediante las tasas de asesinados por cada mil habitantes de la Ribera, Sartaguda, localidad conocida como El Pueblo de las Viudas, aparece de forma destacada como el pueblo mártir por excelencia, con una tasa de 67,6 asesinados por cada mil habitantes, muy por encima del grupo de tres localidades que también sobrepasaron los 30 asesinados, Cárcar (33,1), Lodosa (31,7) y Mendavia (30,1), las tres localizadas en la misma comarca que aquélla, en la Ribera Occidental. En otras tres localidades (Funes, Azagra y Milagro, las dos primeras también englobadas dentro de aquélla, y la tercera en la colindante Ribera Central) hemos estimado niveles situados entre los 25 y los 30 asesinados, y en otras cuatro (Ribaforada, Peralta, San Adrián y Cadreita) los resultados se sitúan entre los 20 y los 25. Con todo, son los pueblos en los que el número de personas que perdieron la vida en manos de los sublevados se ubica entre los 15 y los 20 los casos más habituales: 15 localidades se encuentran en esos parámetros. Para finalizar, entre los 10 y los 15 asesinados hemos contabilizado 6 municipios; entre los 5 y los 10, se incluyen 7; y por debajo de los 5, 4.
A pesar de su significatividad inmediata, la aproximación anterior a las dimensiones de la represión franquista en la Ribera, fundamentada en las cifras de asesinados por cada mil habitantes, no es ni mucho menos perfecta. La razón es la de que el indicador utilizado no tiene en cuenta el mayor o menor volumen de población directamente represaliable existente en los diferentes pueblos. Es decir, se refiere a la población en general y no tiene en cuenta la mayor o menor presencia de gente de izquierda que era sobre la que cayó la violencia purificadora y extrema de carlistas y falangistas. Como quiera que la proporción de gentes de izquierda variaba bastante según los pueblos, ese indicador peca de una relativa tosquedad.
Si nos fijamos en las cifras máximas de votos alcanzados en cada municipio por la candidatura del Bloque de Derechas y por la candidatura del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, advertimos que solamente en unos pocos pueblos ganó claramente la lista de la izquierda a la de la derecha: Castejón, Sartaguda, Fontellas, Mendavia, Santacara, Cadreita, Valtierra, Lodosa y Andosilla. En Azagra, Cárcar y Tudela, por su parte, las dos listas contaron con un número similar de apoyos.
Por el contrario, en los demás pueblos de la Ribera las derechas superaron a las izquierdas. En Murillo el Fruto, Cortes y Ribaforada las izquierdas estuvieron en niveles en torno al 80/90 por ciento de las derechas. En San Adrián, Miranda, Falces, Peralta, Arguedas, Caparroso, Mélida, Marcilla, Milagro, Murillo el Cuende, Villafranca, Beire, Cintruénigo y Monteagudo los votos de las izquierdas se situaron entre el 50 y el 75 por ciento del obtenido por el Bloque derechista. En Sesma, Berbinzana, Larraga, Funes, Carcastillo, Olite, Pitillas, Buñuel, Cabanillas, Cascante, Corella y Fitero los votos de las izquierdas se situaban entre el 25 y el 50 por ciento de los del bloque constituído por carlistas y cedistas. Para terminar, en otros pueblos la mayoría de las derechas era mucho más abrumadora, siendo como mínimo cuatro veces más sus votos. Los pueblos que estaban en esta situación eran Allo, Dicastillo, Lerín, Mendigorría, Ablitas, Barillas, Fustiñana, Murchante y Tulebras.
Bajo todo lo anterior, a continuación presentamos una nueva medición de las dimensiones de la limpieza política franquista en la Ribera en la guerra civil. Se fundamenta en la proporción existente entre el número de hombres asesinados de más de 23 años y el número de votantes al Frente Popular. La razón de que nos fijemos en los asesinados de más de aquella edad radica en que la mayoría de edad electoral estaba a partir de aquel umbral. El motivo de que nos ciñamos a los hombres tiene que ver con la circunstancia de que todos los asesinados, a excepción de 34 mujeres, fueron de ese sexo.
Los pueblos en los que la proporción de hombres asesinados de más de 23 años superó el 20 por ciento de los votantes frentepopulistas fueron Allo, Sartaguda, Funes, Marcilla y Corella; los pueblos en los que se sitúa entre el 15 y el 20 por ciento fueron Dicastillo, Mendavia, Berbinzana y Larraga; y los pueblos en los que superó el 10 por ciento, sin llegar al 15 fueron Andosilla, Cárcar, Lodosa, San Adrián, Peralta, Milagro, Olite, Buñuel y Fitero. Según este indicador, Sartaguda (20,0) ya no ocupa el primer lugar sino que se coloca en la quinta posición. Después de Allo (33,7), que ahora proporcionaría el valor más alto, se situarían empatadas en la segunda posición Marcilla (23,6) y Corella (23,6), ubicándose después, sólo con unas décimas más que Sartaguda, Funes (20,3).
Con proporciones de entre el 5 y el 10 por ciento figuran localidades como Azagra, Lerín, Miranda, Cadreita, Murillo el Cuende, Beire, Caparroso, Mélida, Pitillas, Santacara, Valtierra, Villafranca, Ablitas, Cabanillas, Cortes, Fustiñana, Monteagudo, Ribaforada. Pueblos con niveles muy bajos de represión, de entre el 0 y el 5 por ciento, fueron Sesma, Falces, Arguedas, Carcastillo, Murillo el Fruto, Cascante, Castejón, Cintruénigo, Murchante y Tudela. Para finalizar, localidades sin asesinados serían Mendigorria, Barillas, Fontellas, Tulebras.
Con todo, si pensamos que los votantes del Frente Popular se dividían a medias entre votantes masculinos y femeninos, los datos son mucho más espectaculares. Bajo el supuesto de que entre los votantes del Frente Popular habría un número similar de votantes masculinos y de votantes femeninos, multiplicando por dos la cifra resultante de aquella proporción podríamos extraer el porcentaje hipotético de votantes masculinos al Frente Popular que fueron asesinados. Así, en Sartaguda habrían sido eliminados el 40 por ciento de los hombres votantes del Frente Popular. Los porcentajes, en este sentido, en otros pueblos habrían sido muy altos: Marcilla y Corella 47 por ciento; Funes, 41; Mendabia, 32; Larraga, 32; Dicastillo, 31; Berbinzana, 31; Peralta, 26; San Adrian, 24; Milagro, 25; Andosilla, 24; Cárcar, 24; Buñuel, 22; Fitero, 23, etc.
Por lo tanto, en la Ribera Estellesa habrían sido asesinados 1 de cada 4 hombres votantes del Frente Popular, en la Ribera Central 1 de cada 6 y en la Ribera Tudelana 1 de cada 8. Hablar de que fueron asesinados 1 de cada cuatro votantes al Frente Popular, (o 1 de cada 6 o 1 de cada 8) es hablar de auténticas limpiezas políticas en los que los simpatizantes de las izquierdas fueron auténticamente masacrados. Por otra parte, no hay que olvidar que, si desglosáramos los asesinados y los votantes por cohortes generacionales (es decir, en tramos de 20 a 29 años, 30 a 39 años, etc.), seguro que los resultados serían todavía más elevados, infiriéndose de ahí casi el exterminio prácticamente absoluto de algunas cohortes generacionales de izquierdistas en algunos pueblos.
Desde otro punto de vista, si cruzamos los pueblos según la relación entre los votos obtenidos por el Frente Popular y por el Bloque de Derechas y según la proporción de asesinados de más de 23 años sobre las de votantes frentepopulistas comprobaremos que existió una gran variabilidad. Hubo pueblos con mayoría de votos al Frente Popular que registraron mucha represión (Sartaguda, Mendavia), pero también se constatan localidades mayoritariamente de izquierdas en las que el número de asesinados fue relativamente bajo como, por ejemplo, Castejón o Fontellas. También se registraron casos de municipios en los que los entre los relativamente pocos votantes al Frente Popular se abatió una represión de grandes proporciones, caso de Allo, Funes, Corella, Berbinzana, Larraga o Dicastillo.