– Reúne unas 50 fortalezas situadas en las actuales provincias de La Rioja, Burgos y Cantabria
Durante tres siglos, el Reino de Navarra llegó a abarcar las actuales provincias de La Rioja, Burgos y Cantabria a través de un sistema defensivo basado en las “tenencias” o comarcas gobernadas por un noble que protegía ese territorio con uno o varios castillos. Llegaron a ser en torno a medio centenar de fortalezas que el irundarra Iñaki Sagredo ha rescatado en su cuarta y última entrega de la colección Navarra. Castillos que defendieron el Reino.
En este tomo, de casi 300 páginas, su autor se centra en las regiones históricas de La Rioja, La Riojilla, La Bureba y Cantabria. “A partir del rey Sancho el Mayor, los monarcas navarros que se sucedieron hasta el siglo XVI siempre trataron de recuperar aquellos territorios”, señala Iñaki Sagredo. Tampoco hay que olvidar que Nájera llegó a convertirse en la residencia de la corte pamplonesa, precisamente por su situación privilegiada dentro del Reino. “Se conservan muy pocos restos de lo que fue el castillo-palacio”, admite Sagredo, que aprovecha para reconstruir la historia de Navarra a medida que rescata cada fortaleza. “He sentido la emoción de poder encontrar lo que dicen los documentos en algo tan tangible como las piedras de esos castillos”, comenta. Más de 650 ilustraciones y fotografías a color dan fe de ello. Incluso llegó a realizar media docena de vuelos en autogiro para tomar imágenes desde el aire. Entre los castillos más espectaculares destaca el de Clavijo, en las cercanías de Logroño. Se trata de una fortaleza de origen árabe, “como el 80% de las que pertenecen a La Rioja”, apunta. Clavijo es también un ejemplo de que los castillos se llegaban a fundir con el peñasco. Así, en uno de los lados de la fortaleza no hay apenas muros al construirse sobre un inaccesible precipicio. El también riojano castillo de Cellorigo se encajó entre varias agujas de peñas que hicieron de torres defensivas. A la hora de reconstruir los episodios históricos, Sagredo propone la teoría de que la batalla de Valdejunquera (920), que corresponde a la época de las incursiones árabes, no se libró en las cercanías de Pamplona, sino en territorio riojano.
“Hemos llegado a la conclusión de que tuvo lugar en Mues y no en Muez, como suponían la mayoría de los historiadores”. Para ello han reconstruido la ruta “lógica” que siguieron las tropas musulmanas. “Además, durante la batalla, Muez y su castillo habrían quedado en la retaguardia musulmana, por lo que era imposible que los cristianos que sobrevivieron se refugiaran allí. Lo lógico es que buscaran refugio en una defensa situada en su retaguardia, lo que sí se cumple en Mues”, apunta. Como parte de la investigación histórica, la obra incluye un estudio de la toponimia vasca del territorio.