Durante este pasado verano se organizaron en Buñuel varios actos para recordar a los 52 asesinados en el pueblo en el 36, actos que no sólo no contaron con ningún apoyo del actual Ayuntamiento, sino que los obstaculizaron de diversas maneras, como negarles un local, enviales a la guardia civil para impedirles colocar una placa o no cederles sillas para que los asistentes pudieran sentarse en el acto celebrado en la plaza. Hoy los herederos de aquello han recogido el testigo y siguen ejerciendo de vencedores activos.
A LA ATENCIÓN DEL SR ALCALDE DE BUÑUEL.
D. JOAQUÍN PÓRTOLES BELTRAN
Zaragoza, 15 de Septiembre 2011
Antes de nada permítame decirle que a pesar de no conocerle personalmente, no le arriendo la ganancia. He heredado este dicho de mi madre y al sentarme a redactar esta carta he llegado a la conclusión de que a usted le viene al pelo. No le envidio, la verdad. Ser alcalde del Ilustre Ayuntamiento de Buñuel no debe de ser fácil, si no, no entiendo cómo no está a la altura del cargo que desempeña. Y hablo en lo que afecta a mi persona, a la de mi familia y a la de tantas otras familias que nos hemos sentido vilipendiadas, agraviadas y ofendidas por su persona en primer lugar y detrás de usted por sus acólitos. Usted, amparado en su delegación, y todos, en esa cobardía que se ha hecho fuerte dentro de ese pueblo. Y es que 75 años de “valientes” hazañas y cobardes silencios, son muchos años.
Ese pueblo, Buñuel, que en su página web y con el mayor descaro del mundo en el párrafo nº 22 de ORÍGENES E HISTORIA DE LA VILLA DE BUÑUEL, se dice que en el municipio no afectaron las acciones bélicas directamente. Pero sí se ha omitido que fueron asesinados 52 vecinos, y como consecuencia de ello SÍ se vieron afectadas 52 familias, que fueron desmembradas. Gracias a aquellos actos mi madre, Dña. Alicia Marquina Marín, huérfana del Sr. Alcalde de Buñuel, D. ALFONSO MARQUINA VICENTE, sólo siente resentimiento hacia su pueblo, lo mismo que sienten sus hijos y sus nietos. ¡Qué triste! ¿No le parece?
Y por más que le pese, mi abuelo Alfonso era un buen hombre y un buen padre. Elegido en las urnas como usted. Pero su error fue tener ideas diferentes a las de sus asesinos y eso se pagaba caro. Y bien que lo pagó. Lo que no entiendo es por qué lo seguimos pagando 75 años después. ¿Es que no es suficiente?
Quizás tengamos suerte y a no muy tardar (me gustaría que mi madre lo viera) se hiciera justicia con la historia de Buñuel, con los asesinados y con todos los huérfanos no sólo de padres, abuelos, etc. sino también huérfanos de pueblo, porque con los actos de entonces y las acciones de ahora nos dejaron a todos sin pueblo al que volver, nos dejaron a todos sin Buñuel. Lástima que cuando lo hacemos no tengamos sillas donde sentarnos para revindicar lo que por justicia es nuestro. ¿A caso son suyas las sillas? ¿O su ayuntamiento no dispone de ellas? Hágamelo saber. Yo misma organizaré una colecta para que a su consistorio no le falte de este mobiliario tan útil.
Tengo entendido que no acostumbra a contestar cartas pero yo confío.
Sin más, atentamente
María José Pello Marquina