Ni ez naiz hemengoa. Yo no soy de aquí. Así se titula uno de los libros más conocidos de Joseba Sarrionandia. Me viene a la mente al enterarme de un pequeño acto de censura perpetrado aquí, en Pamplona. El instituto Biurdana lleva 12 años realizando una lectura pública con motivo del día del libro. Todos los años, eligen un autor euskaldun y personas conocidas leen su obra ante el alumnado. Todos los años, el Ayuntamiento de Pamplona colabora organizando una charla con o sobre el escritor. Este año, el instituto ha elegido a Joseba Sarrionandia. Y, este año, el Ayuntamiento ha decidido suspender la colaboración. Sarrionandia fue encarcelado en 1980 por ser miembro de ETA. Escapó de la prisión de Martutene el día de San Fermín de 1985. Desde entonces vive -como puede- y escribe -estupendamente- en la clandestinidad. “Es un escritor admirable”. Lo piensa todo el mundo que lo ha leído y lo dice, entre otros, Jon Juaristi, en una entrevista publicada en 2007 por la web literaria Volgako Batelariak, en la que añade que lo tiene en “gran estima”. Juaristi no es, precisamente, sospechoso de veleidades filoetarras. O sí, dependiendo de dónde se ponga la muga temporal, ya que el actual director de Universidades del Gobierno de Esperanza Aguirre militó en ETA a finales de la década de los 60. Pondré otro ejemplo: Patxi López citó a Sarrionandia al tomar posesión del cargo de lehendakari, apoyado por el PP. López no es, precisamente, sospechoso de pertenecer al entorno proetarra. O sí, habida cuenta de que algún alto cargo de su Gobierno fue miembro de ETA PM hasta su disolución en 1982. Para entonces Sarrionandia llevaba dos años preso. Lo enfocaré de otra manera: en 2002 le concedieron el premio Nacional de la Crítica correspondiente a narrativa en euskera y sus libros son material de lectura en los programas de enseñanzas medias. Goza, pues, del reconocimiento institucional. O no, pues en 2004 una institución anuló una exposición sobre el proceso creativo de los libros por contar con un texto de Sarrionandia. Tremenda casualidad: esa institución era el propio Ayuntamiento de Pamplona, entonces como ahora, en manos de UPN. La exposición de la editorial Pamiela había pasado previamente por 17 localidades -como Salamanca, Alfaro o Bilbao- sin problema alguno. Pamplona, reserva espiritual del Occidente más rancio. Sarrionandia escribió su delicioso libro que mencionaba al principio estando preso, para gritar a los cuatro vientos que él no pertenecía al mundo gris y cerrado de la cárcel. Yo no quiero pertenecer a esta Pamplona gris y cerrada, cuyos gobernantes ejercen la censura política sobre el mundo de la cultura. Ni ez naiz hemengoa.
Juan Kruz Lakasta. Yo no soy de aquí
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